PESTE, RABIA Y VAMPIRISMO MALES LEGENDARIOS
Entre los siglos XIV y XVIII epidemias de peste y rabia asolaron Europa, lo que produjo en parte el enterramiento masivo y apresurado de personas aquejadas por estos males y que, en ocasiones, aún seguían con vida. Por ello, cuando los lugareños veían removerse entre sus tumbas a aquellos desafortunados enfermos, pensaban que se habían transformado en vampiros, circunstancia que afianzó la idea de que los revinientes existían y que eran los causantes de la propagación de estos males. De hecho, ya en el año 1733 se hablaba del vampirismo como una enfermedad contagiosa similar a la rabia. La expansión de las epidemias entre 1720 y 1740 en Hungría y Grecia coincidió con la expansión del mito en el continente europeo en torno a este mal.
OCULTISMO, VAMPIRISMO Y PESTE
Es posible que el mito europeo del vampirismo fuera reforzado con el nacimiento de sociedades secretas donde se practicaba la magia y sacrificios humanos. El caso de la ciudad italiana de Venecia fue paradigmático. Ya desde el siglo VIII a.C., los protovenetos, una tribu que habitaba aquella zona, adoraban al Gran Dragón de la Laguna, una deidad maligna a la que ofrecían sacrificios humanos. Este culto atrajo años después hacia Vene- cia al judío , nacido entre 1355 y 1363 y discípulo de , un misterioso personaje que, supuestamente, conocía el secreto de la inmortalidad y había sido iniciado en un antiguo culto egipcio. Abraham llegó a la ciudad sobre el siglo XV, donde pudo entrar en contacto con miembros de este culto. Más tarde, marchó a Hungría y, según la leyenda,, quien, influido por sus enseñanzas ocultistas, creó en 1418 la Orden del Dragón Invertido, cuyo fin era “preservar la sangre eterna”.
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