Sebastian Kneipp, el divulgador de la hidroterapia
Anton Sebastián Kneipp (1821-1897) encarna en pleno siglo XIX lo que en el mundo antiguo se daba por supuesto: el médico del cuerpo y guía espiritual en una misma persona. Kneipp fue un hombre humilde y grande de corazón que atendía miles de enfermos de toda Europa. Era el cuarto hijo de una humilde familia de tejedores en Stephansried (Suabia, Alemania) y ya de pequeño quería estudiar y ser clérigo, pero la situación económica de sus padres no podía permitírselo, y tuvo que trabajar duramente, aceptando los más diversos oficios para poder pagar sus estudios.
A los 21 años, el pobre y enfermo Sebastián Kneipp perdió todo el dinero que había ahorrado al incendiarse la casa de sus padres; pero un pariente suyo, el capellán M. Merkle, lo ayudó hasta ser admitido en el instituto. Durante esa época, sea por el sobreesfuerzo a que se vio sometido o por la pobre alimentación que con sus escasos medios económicos podía conseguir, volvió a recaer de una mal curada tuberculosis. Era su último año como
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