LAS PIONERAS
Con apenas 10 años, la pequeña Taylor ya decidió lo que deseaba ser. Ella quiere pilotear aeronaves cargueras. En la última edición de la EAA Air Venture, en Oshkosh, la camiseta estampada de la joven norteamericana dejaba eso bien claro: un DNA compuesto por una cadena de aviones. A pesar de su poco tiempo de vida, Taylor se convirtió en la primera niña a ser seleccionada por el proyecto UPS Wishes Delivered, de la empresa de transporte aéreo UPS, donde su padre trabajaba como mecánico aeronáutico. Ella conoció las instalaciones de la compañía y realizó el sueño de sentarse en el cockpit de un jet carguero.
Taylor nació en la pequeña comunidad de Louisville, en el interior de los Estados Unidos, desde pequeña, en sus primeros juegos, ya demostraba su pasión por la aviación. Y enfrentaba la resistencia de compañeras de la misma generación. “Al final, ser piloto es cosa de chicos, las chicas deben ser azafatas si quieren estar en la aviación”, pensaban en esa forma muchos padres antiguamente. Pero nada de eso intimidó a la pequeña: “Los aviones no tienen preferencia por hombres o mujeres en el comando, siempre que sean bien piloteados”, dice la niña.
Aunque las mujeres estén íntimamente vinculadas a la industria espacial desde el inicio, todavía hoy ellas son minoría; apenas el 5% de los pilotos en el mundo son mujeres. En la industria, actúan como ejecutivas (inclusive presidentes), ingenieras y
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