En la turbopolítca todo es tan rápido que la aprobación de la ley de amnistía será devorada por la opinión pública, tal y como lo fueron los indultos o la negociación con ETA. Paradójicamente, no es una mala noticia porque el tremendismo tiene las patas cortas. La mala noticia es que el sistema político es incapaz de articular un debate público sosegado sobre cuestiones relevantes. Este es el nutriente que alimenta los excesos y la desinformación.