La industria del turismo en Chile tiene fallas estructurales en los cuatro pilares que sostienen con éxito a esta actividad en el mundo:
Liderazgo: Al interior de la industria se reconocen los mismos profesionales y organizaciones de siempre que se topan a diario una y otra vez entre ellos, pero “hacia fuera” ninguno. Nada. No existen organizaciones públicas, privadas, académicas ni gremiales que sean partícipes de los grandes temas sociales y económicos del país. Esta industria es hermética, a veces elitista y acéfala de líderes transversales. Invisible más allá de su propio espacio.
Servicio: Esta es una industria que representa el buen servicio, amabilidad, empatía, mucho oficio respaldado por la formación profesional y, consecuentemente, así deberían ser nuestros profesionales a cargo del turismo en Chile. Pero no. Hoy tiene a más “turistas” de visita recurrente en gremios, academia, gobierno y otros puestos claves, que a profesionales felices de servir. Y tampoco existe intención de impulsar talentos nuevos.
Contenido: En Chile la industria sólo le habla al “turista”, para que apenas mire, lea o escuche algo ligado al turismo en Chile, agarre su maleta y viaje. Error. Por eso los actores de la economía transversal y multisectorial solo saben de esta industria en verano y cuando hay desastres naturales. Es vital potenciar un medio de comunicación de la industria para el mundo pero construida desde la información dura, crítica y sustentable, no desde el insistente deseo de mostrar bondades desconectadas de la realidad del destino.
Innovación: sin duda el ramo pendiente más urgente. Más que hablar, esta industria debe creer y apostar por startups, tecnología, economía circular y por ese turista que viene a Chile a buscar una experiencia y no la “copia feliz del Edén” que tristemente se promociona en el extranjero. Los startups no tienen espacio real ni constante, solo un slogan y buena intención para ayudarlos en su desarrollo pero no para integrarlos en la industria tradicional y desde ahí generar aprendizaje mutuo.
Mientras la estructura de la industria del turismo no se reconstruya, seguiremos creando una ilusión hermosa pero tan débil como una persona en viaje sin vacunas ni mascarillas.

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