Este signo puede manifestar emociones profundas, cercanas a los primeros días y semanas de nuestra existencia dentro del vientre materno y poco después, durante la lactancia. Hace referencia a lo emocional y, por tanto, al inconsciente profundo.
Por eso es tan vívido el amor etéreo e incondicional, la intensa implicación con los mamíferos de los que descendemos como especie. Así las emociones sentidas pueden trascender lo que experimentamos, creando en nosotros a veces miedo, a veces éxtasis, o incluso intuiciones que pertenecen a la evolución natural, entre otras muchas sensaciones extrañas que muchas veces por falta de comprensión llamamos espirituales.
La intensa contradicción emocional que experimentan las personas con fuerte acento en este sector de Piscis es a menudo el resultado de los recuerdos traídos por las experiencias evolutivas del cerebro, así como de los propios recuerdos regresivos de las primeras experiencias emocionales. Así, la persona experimenta en la conciencia la sensibilidad a las voces, intuiciones, ósmosis, angustias humanas, reflejos internos y extrañas conexiones con emociones distintas a las propias, a veces incluso teniendo reflejos en el propio cuerpo.
En este sentido, parece funcionar como una antena muy sensible y se vuelve susceptible al entorno emocional externo.
Este signo, puede sentir y absorber la paz y la guerra, el bien y el mal, lo instintivo y lo divino. Se niega a sumergirse en la violencia y en la oscuridad ética, pero tampoco sabe exclusivamente cómo guiarse sin dejarse guiar por lo externo que interfiere en su estructura. Por lo tanto, hay mucha dependencia.
Las personas con énfasis en Piscis acaban catalizando grandes cantidades de recuerdos y voces de diferentes épocas, de ahí que a menudo aparezca la nostalgia, que les impide en cierto modo mirar hacia el futuro y lo nuevo, abriéndose a nuevas etapas creativas de la existencia.
Esta transición puede ser difícil, porque es necesaria una madurez emocional para comprender este proceso de dilución de las estructuras de la conciencia. Debido a ello, el "yo" puede confundirse, la individualidad puede verse algo comprometida y, a veces, uno puede perderse en sentimientos angustiosos entre el Cielo y la Tierra. Puede ser necesario un esfuerzo para lidiar con esta dualidad para encontrar la paz interior, el amor incondicional y universal, sin crear problemas de abuso, procesos de fusión excesivos, dependencias malsanas y enredos de roles.
Neptuno ha demostrado ser muy similar a este componente y si se añade a las personales o luminarias de la carta natal, puede amplificar aún más los efectos de Piscis, haciéndolo aún más sensible al sufrimiento humano, reaccionando con empatía a los sentimientos, problemas y tormentos de los demás.
Es como si Piscis absorbiera los sentimientos, las auras emocionales, las cargas proyectivas procedentes de los demás y pudiera anticipar los efectos dolorosos de las palabras y las acciones. Normalmente, esto sucede de forma inconsciente.
Con su complejidad emocional, cierta falta de racionalidad y de atención a los detalles, se encuentra en el lado opuesto de Virgo (en el zodíaco, este sector está a 180 grados de distancia), que piensa rápido y es portador de orden, precisión y una atención a los detalles que roza lo obsesivo.
La caracterología del signo Piscis en astrología conlleva un enorme poder de imaginación y una sensibilidad aún mayor, que se traducen en grandes fantasías e intuición.