Un grupo demasiado grande de personas trata a la democracia como una máquina tragamonedas; pretenden que, al introducir su voto en el sistema, su vida y la de todas las personas que le caen bien mejoren considerablemente en el corto plazo. Cuando esto (obviamente) no ocurre, acusan a la democracia de ser una obra de teatro controlada por los trillonarios del mundo. 
 
En este capítulo analizamos cómo es que la democracia contemporánea fue diseñada (por los Padres fundadores de los Estados Unidos) y cómo moderar acordemente tus expectativas, para así evitar caer en la trampa de los apestosos enemigos de las repúblicas democráticas.