Así se anuncia con bombos y platillos el estreno de la retransmisión, por primera vez en su historia, de El extraño retorno de Diana Salazar en el canal Tlnovelas, un melodrama emblemático de una época con características muy particulares donde se hablaba lo mismo de telequinesis, psicología, reencarnación (el desafío con los temas eclesiásticos, tan propios de este género, es maravilloso), y cosas que para finales de los ochentas no eran el común en cuanto a producción y presupuesto.



Y es este mismo canal de cable el que nos trae joyas como El show de las Tlnovelas, un programa precioso bordado a mano por mi siempre querido y admirado Álvaro Cueva, que apenas se estrenó a principios de enero pero ya ha dado emisiones tan valiosas e increíbles que valen la pena seguir. De verdad.



Lo mismo pasa con lo que está retomando Televisa Digital y lo que ha hecho el canal Corazón de AZ de paga y sigue haciendo aunque esta empresa mexicana haya decidido no volver a producir melodramas en este formato. Pero de que están haciendo cosas, las están haciendo, ya sea en pantalla o en la reflexión, como lo muestra la revista Comunicación y Sociedad.



Así, todos aquellos que tanto amamos a las telenovelas estamos felices porque este producto cultural que seguimos debido a un hábito sumamente arraigado en nuestra sociedad, está volviendo a ser tomado en cuenta por la industria que tanto las había olvidado, casi menospreciado, y yo espero queridos Ratones y Ratonas que solo sea el inicio de algo mucho mejor. La gente que vive de hacerlas y quienes las miramos y estudiamos lo merecemos.