El conocimiento es poder. La investigación científica, una de las formas más recientes y eficientes de generar conocimiento, requiere grandes inversiones de capital, mucho proveniente de fondos públicos, que a mediano y largo plazo tienen enormes retornos de inversión. 

Una nueva pugna entre las revistas especializadas que publican los resultados de investigación de punta y los investigadores jóvenes a quienes no les es posible costear los altos costos de consultarlas todas ha puesto en relieve el debate sobre quién es o quién debería ser el beneficiario de los resultados y productos de la ciencia. Al mismo tiempo, se fortalece la propuesta del “conocimiento libre” y los debates con respecto a los derechos de autor y propiedad intelectual.

¿Es el conocimiento científico patrimonio de todos? ¿o es un commodity más para beneficio de quien lo puede explotar mejor?