1) Seguían a Jesús: Siempre me gusta usar un término que usaba san Agustín: “muchos lo seguían, pero pocos dialogaban con Jesús”. El seguimiento que puede aparecer en tu vida es un denominarte cristiano por pura facha, pero queda ahí nomás. Es como tener el pasaporte de tu nacionalidad, pero no tener ni idea de que pasó en la historia de tu país. Es ser cristiano por denominación burocrática, pero sin identidad de ello. Capaz que somos también un poco culpables nosotros por no alimentar tu fe y proponerte la fe desde esa experiencia con las cosas de Dios, cayendo más en un mero cumplimiento, reduciendo a una mitad cumplo y a una mitad miento.

2) Se sentó: Antes de hacer algo Jesús toma distancia, ora. Por eso “sube a la montaña” y toma la actitud de los que enseñan en su vida. Si realmente quieres hacer algo por los demás, toma distancia de lo que te atosiga, y aprende a expresar y enseñar desde tu experiencia con Dios y con la vida. En esta vida podés dar grandes aportes pero desde tu experiencia, más que de lo que te indica la soberbia intelectual. Platón afirmaba que quien aprende y aprende, pero no practica lo que sabe, es como el que ara y ara y no siembra. La sabiduría tiene que ver con las vivencias personales.

3) Donarse: Tú puedes ser amigo de todos, pero sin embargo no todos pueden ser tus amigos. Cuando fue el atentado en las torres gemelas en Nueva York en el 2001, el 11 de septiembre, uno de los bomberos se dio cuenta que su compañero no estaba. Al ver esta situación, le dijo a su jefe que iba a regresar a buscarlo. Su jefe le dijo que no, que la probabilidad de que tenga vida su amigo ya era nula, porque todo estaba destruido. El bombero desobedeció y se fue. Al rato regresó cargando a su amigo, pero ya estaba muerto. Y el jefe le dijo: “¿por qué te arriesgaste a morir?, si ya te había dicho que la posibilidad de que lo encuentres con vida era nula”.  Él dijo: “cuando yo regrese estaba él vivo, y valió la pena, porque me vio y me dijo: “sabía que regresarías por mí”. Cuántos amigos están esperando que regreses por ellos. Esto es ser bienaventurado. Sabes cuánta gente puede ser ayudada por vos antes que su matrimonio muera, o que entre a una terapia o que se quiera quitar la vida, antes que su empresa muera, antes que algo en su vida muera. Hay gente que te necesita más de lo que vos te imaginas. Ser bienaventurado es saberte entregado a los demás desde esa experiencia con Dios, quien te da  toda fortaleza para seguir adelante. Buen inicio de semana. Algo bueno está por venir.




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