Qué agradecido es apostar por Stephen Curry. Parece que cuesta considerarle uno de los mejores de todos los tiempos, pero cada vez es más difícil no hacerlo. Colosal el papel de Kevon Looney para echar una mano en la actuación estelar del jugador que ha cambiado la historia de Golden State Warriors y de todo el baloncesto. Se quedó en 50, pero, si hubiese hecho falta, habría sumado todos los puntos necesarios para superar a Sacramento Kings y alcanzar las semifinales de conferencia. Y así lo puede seguir haciendo con cualquier equipo porque los Playoffs son su hábitat, y estos partidos decisivos, su especialidad. Pero delante están ahora los Lakers de LeBron y Davis. Se avecina serie muy disputada, con el físico y la defensa como factores clave. Phoenix Suns acumula un problema tras otro y es Denver Nuggets quien marca a qué se juega. Ni Chris Paul ni Ayton aportan lo suficiente a Durant y Booker.