La juventud de los años cincuenta del siglo pasado necesitaba un personaje que le diera identidad. En 1953, Marlon Brando encarnó al primer héroe juvenil en El salvaje (The Wild One), y más adelante, en 1955, el productor David Weisbart consolidó esa nueva figura con James Dean en Rebelde sin causa de Nicholas Ray. Dean falleció a los 24 años en un accidente automovilístico, un mes antes del estreno de la cinta. Si embargo, con su muerte nació un mito, el del héroe rebelde de corta vida, mismo que se instaló de inmediato en el imaginario juvenil. El productor Weisbart, visionario y monetarista desvergonzado, no tardó en encontrar al sustituto perfecto de Dean: Elvis Presley, número uno de la escena rocanrolera de los cincuenta.