Abróchense bien los cinturones de seguridad porque en este episodio nos teletransportamos al enigmático mundo de los sueños, ese espacio en apariencia irracional pero lleno de significados ocultos, el mismo donde cobran vida las películas de David Lynch, maestro de lo onírico y del suspenso aletargado, y de quien revisamos la música que habita en su filmografía.