El neurólogo Oliver Sacks aseguraba que solo dos tipos de “terapia” no farmacéutica funcionaban en pacientes neurológicos crónicos: la música y los jardines. Esta atracción innata que sentimos por los espacios naturales tiene un nombre: biofilia. Lo acuñó en los 80 el biólogo de Harvard Edward Wilson, al que muchos consideraban “el heredero de Darwin”. Descubrimos qué mecanismos intervienen en esta conexión.