Hace unos días compartí algo en mi newsletter (htts://www.raulhernandezgonzalez.com) que generó una inmensa mayoría de respuestas positivas.

Pero una no.

A una persona no le gustó lo que escribí, y reaccionó con un correo (que yo consideré) duro, impertinente, desagradable.

Me cabreó mucho.

Y mi primer impulso fue responder "como se merece". Afortunadamente, hice otra cosa.