En las últimas semanas, los mercados financieros se han enfrentando a desplomes significativos que han afectado a las principales economías del mundo. Organismos internacionales como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) advierten que la pandemia podría reducir el crecimiento económico mundial en 2020. Esto se debe a las restricciones sobre movimientos de personas, bienes y servicios, y las medidas de contención aplicadas, como el cierre de fábricas y comercios, así como el recorte de personal, que han hecho retroceder al sector industrial. Esto ha impactado a muchas economías, que están adoptando medidas específicas para proteger su territorio y se han visto afectados por modificaciones y cancelaciones en los viajes de negocios y de turismo, agravando el impacto en las cadenas de suministro, materias primas y reduciendo el nivel de confianza. Ante situaciones de crisis, como la que se vive actualmente, los mercados se contraen y existen inversionistas que tienden a alejarse de cualquier tipo de riesgo, y concentrarse en inversiones más estables, como el oro o los dólares, aunque para muchas personas es complicado tener acceso a este tipo de activos.