Cada frase de Sepp Kuss se acompaña de una sonrisa en la cara, una sonrisa corta pero sonora, representativa que hablamos con una persona feliz con lo que hace.
Así es desde que en su Durango, Estados Unidos, natal de se decidió por la bicicleta.
Un camino complicado como para todo ciclista, aunque aliviado por la alegría que demuestra en cada cosa que hace y dice.
Integrado en el mejor equipo del mundo, siendo uno de sus rostros más conocidos, Sepp Kuss saca oro de cada cosa que hace y logra en ciclismo.
No descarta disputar una gran vuelta, siendo consciente de lo complicado que es este reto, pero mientras crece en su casillero personal y ayuda a compañeros a conquistar las cimas más altas.
Compañeros como el mismo ganador del Tour, Jonas Vingegaard, o cracks del tamaño de Primoz Roglic y Wout Van Aert.
De todos ellos habla sin filtros, como hace autocrítica y saca pecho de diferentes situaciones.
Siempre con una sonrisa inquieta, siempre siendo el Sepp Kuss que nos gusta.