Hay una afirmación fundamental y muy sencilla de recordar, que se debería repetir tan frecuentemente como el ser lo pueda realizar. 
¡Yo acepto, la actividad plena de mi poderosa presencia YO SOY!
Con esta pequeña, pero poderosa oración, se afirma y reconoce al poder divino de Dios, en el interior del ser que realiza la afirmación, liberando su magna presencia y poder de transmutación en acción. 
Durante el día, varias veces de forma mental o verbal, se puede hacer la siguiente afirmación: 
YO SOY la abundancia de la existencia, manifestada en mi realidad.
YO SOY la perfecta salud mental, corporal y espiritual, manifestada en mi ser. 
YO SOY el amor del creador, derramado a través de mi corazón, hacia mi ser y toda la humanidad.
YO SOY la resurrección y la vida, la existencia fluye a través de mi ser, en esta realidad. 
YO SOY el conocimiento universal, fluyendo a través de mi ser, como un canal, para mi beneficio y el de toda la humanidad.
YO SOY la energía de protección divina, manifestada a mi alrededor. 
YO SOY, el YO SOY, siempre estoy en el lugar, con los seres y las situaciones, en las que debo estar, manifestando la perfección en mi realidad.
¡La vida es ahora!
¡Tú tienes derecho a ser feliz, desde este instante, y crear la realidad que te atrevas a imaginar!
¡Nunca dejes de soñar!

Mi alma saluda a tu alma...