El Aprendiz de Relojero
Miguelito era el ayudante del relojero del pueblo. A esa relojería acudían desde reyes de
otras comarcas hasta los habitantes más humildes de la región a reparar sus relojes mas
variados; sólo tenías que contar con uno para que Miguelito y su gran maestro te pudieran
ayudar a revisarlo. En una ocasión, llego el mago de la corte a la relojería buscando ayuda
para reparar su reloj mágico. El relojero había salido y el único que podía atenderlo era
Miguelito. Así sucedió, y el mago le dejó su reloj para reparar, el cual era especial ya que
éste, gracias a sus componentes mágicos podía cantar las horas del día!
Miguelito solía ser un niño desordenado, y cuando hacía algo siempre dejaba un desorden
en su mesa de trabajo: partes de reloj por aquí y por allá, todo un caos permanente!
Con el reloj del mago no fue la excepción, el pequeño Miguel mezcló partes del reloj mágico
con partes de otros relojes de los habitantes del pueblo. En medio de este desorden se
empezó a quedar profundamente dormido… Entonces empezó a suceder la magia: todos
los relojes del lugar empezaron a cobrar vida, comenzaron a cantar al mismo tiempo todos!
Primero las horas, después los minutos! más y más fuerte! Como el ruido de los relojes
llegó a todo el pueblo, inmediatamente llego el maestro relojero para indicarle a Miguelito
que tenía que perseguir a todos los relojes, ya que estos habían empezado a correr!
Después de muchas horas de trabajo arreglando el caos causado por los relojes; Miguelito
aprendió la lección: Jamas volvería ser tan desordenado al hacer las cosas!