Mecha está en coma. Su familia aguarda que despierte de este cuadro repentino en el que quedó sumida después de una fiebre alta. A su alrededor, la vida transcurre apacible, aunque expectante. Sin embargo, todo cambia cuando Mecha empieza a moverse (a sufrir pesadillas, en el decir de sus padres y hermano Lauro)... a sacudir su cuerpo cada vez que se escuchan tiros a lo lejos.
La narración que dispara automáticamente una historia conocida para la Argentina: el dormir, el percibir cosas desagradables y así y todo permanecer en reposo.