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Soltería. Noviazgo. Compromiso. Matrimonio: Transitando por la vida + amor en la era moderna
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Soltería. Noviazgo. Compromiso. Matrimonio: Transitando por la vida + amor en la era moderna
Libro electrónico319 páginas5 horas

Soltería. Noviazgo. Compromiso. Matrimonio: Transitando por la vida + amor en la era moderna

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La gran mayoría de la gente joven todavía pasará a través de las etapas claves de soltería, noviazgo, compromiso y matrimonio en la vida. No obstante están retrasando el matrimonio más que ninguna generación en la historia humana. Los estudios muestran un aumento dramático de la declaración personal de soledad entre los jóvenes. Toda nuestra conectividad tecnológica no nos ha hecho sentir más conectados. De muchas maneras, las mismas pantallas electrónicas que deberían unirnos a otros se han convertido en escudos que obstruyen la profunda intimidad que anhelamos. Necesitamos los conocimientos para saber cómo andar por la vida y cómo seleccionar a las personas adecuadas para viajar juntas. Este libro trazará un rumbo a través de las cuatro etapas relacionales. En cada una, veremos qué propósitos eternos deben alcanzarse. Así como aceptamos los propósitos de Dios para cada etapa, podemos disfrutar de la confianza de saber que estamos aprovechando nuestras vidas para lo que más importa.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento7 jul 2020
ISBN9781646910939
Soltería. Noviazgo. Compromiso. Matrimonio: Transitando por la vida + amor en la era moderna

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    Soltería. Noviazgo. Compromiso. Matrimonio - Ben Stuart

    siempre.

    introducción

    La Universidad Texas A & M tiene una cultura única. Ella combina las tradiciones de una historia militar rica con el área de las escuelas agrícolas y mecánicas, que tiene una fuerte actitud de todo podemos hacer porque somos de Texas. Me encantaba ir a la Universidad allí, aunque, hay que reconocer que, cuando llegué como estudiante de primer año, para mi sorpresa, sabía poco sobre la escuela.

    Así que nunca olvidaré la primera vez que entré al estadio de fútbol, Kyle Field. El juego de fútbol no se inició sino hasta el día siguiente. Sin embargo, mis compañeros de piso y yo nos unimos a la multitud de más de 10 mil compañeros al ingresar en el estadio, unos minutos antes de la medianoche.

    Como un estudiante novato, continuamente hacía a mis compañeros de piso preguntas como: ¿Qué es esto que estamos haciendo? ¿Por qué estamos aquí a la medianoche? Me explicaron que el alumnado siempre se reunía la noche anterior a los juegos para practicar las estrofas que gritaríamos al unísono al día siguiente. Como dije: único. Pero, tenía una cierta lógica en sí. Una multitud de miles, todos gritando las mismas estrofas exactas y bien ensayadas durante todo el juego, lo cual ha demostrado ser una táctica acertada para intimidar y confundir a los equipos rivales.

    Sin embargo, las explicaciones de mis compañeros tomaron un giro extraño. Ellos continuaron, "así que practicaremos las estrofas durante unos minutos y luego, en un momento determinado, se apagarán todas las luces y cada uno besará a la persona que está a su lado".

    ¡Espera! ¿Qué?

    Cuando las luces se apaguen, puedes besar a la chica que trajiste contigo, ellos explicaron. O, si no trajiste una chica, no te preocupes. Levanta un encendedor, y una chica se acercará a ti y entonces puedes besarla. Me reí por un momento, pero pronto me callé al darme cuenta de que ellos no estaban bromeando.

    De repente, una ola de ansiedad me invadió. Esta era una pesadilla del introvertido.

    ¿Qué se supone que yo debo hacer?

    No traje una chica.

    ¿Realmente voy a besar a una chica al azar?

    ¿Qué pasa si nadie me encuentra?

    ¿Qué pasa si alguien me encuentra y realmente no quiero besarla? ¿Procuro toser? ¿Actuó como si estuviera enfermo? ¿Me tiro al suelo? ¿Qué tiene esto que ver con el futbol?

    Al final admití a mí mismo que yo no estaba preparado para este tipo de presión. Creo que estreché la mano de mis compañeros de piso y después clavé la mirada en mis zapatos hasta que pasara el momento.

    No obstante, recuerdo que en ese momento me pareció fascinante que el simple hecho de apagar las luces podría crear instantáneamente una gran variedad de respuestas emocionales fuertes alrededor del estadio. Para algunos esto sería emocionante. Cada uno trajo una chica linda, con la que había comenzado a salir, o con quién pensaba que había cierto potencial y esto sería un momento épico en su relación. Pero, para los demás, esto sería como de costumbre. Otros han estado de novios durante catorce años, que incluso no está bien, pero todos conocemos a aquellos que llegan a la Universidad y ya parecen una vieja pareja. Simplemente se besan como lo han hecho siempre, ya casi con nada de emoción.

    Para otros, el apagón de las luces durante este Grito de Medianoche de repente evoca nuevamente sus recuerdos de la persona a la que besaron la última vez, quien ahora ya no está. Y ese simple acto de apagar las luces rememora en ellos mucho dolor. Tal vez, para otros, ese momento del estadio a oscuras fue otro recordatorio de cómo siempre han estado tan desesperadamente solos. O, como yo, tal vez provocó una oleada de ansiedad: el miedo a estar solo que luchaba con el miedo de estar en una relación, creando una gran agitación de pánico.

    ¿Por qué menciono esta experiencia de Texas A & M? Porque de la misma manera que todas las respuestas emocionales diferentes surgieron con el apretón de un interruptor al seguir una tradición de fútbol de la Universidad, he descubierto que este mismo fenómeno ocurre en cualquier sala llena de personas solteras cuando se pronuncia la palabra noviazgo. Aunque he estado en estadios repletos de estudiantes universitarios que vitoreaban cuando anuncié desde la plataforma hablaremos sobre las relaciones, también he estado en salas llenas de jóvenes veinteañeros quienes protestaban audiblemente cuando oían la misma frase. ¿Por qué tal disparidad de respuestas de personas relativamente de la misma edad?

    Para algunos la idea del noviazgo evoca todo tipo de estrés porque sienten tanta incertidumbre acerca de cómo hacerlo. Con los años he tenido cientos de conversaciones con jóvenes que preguntan, por ejemplo: ¿Qué debo hacer si estoy interesado en alguien? ¿Cuáles son las reglas ahora? ¿Puedo llamarles por teléfono? ¿Pensarán que eso es raro? ¿Quién hoy en día todavía llama? Así que, ¿debo tratar de acercarme a ella en algún lugar y decir que pienso que es bonita? ¡Eso realmente me hace sentir como un espía! ¿Puedo sólo comentar mucho en sus medios sociales? ¿Debería enviarle un mensaje privado, o eso es como tratar de crear un mundo secreto muy rápido? ¿Debo enviarle un texto? ¿Acaso es muy informal? ¿Trato de parecer casual y decirle: Vamos a pasar un tiempo juntos? O, ¿no es eso claro y bastante intencional? ¿Debo pedirle una ‘cita’ conmigo? ¿Es eso muy formal, muy anticuado? ¿Cuáles son las reglas ahora? Para muchos jóvenes el tema del noviazgo crea poco entusiasmo. Principalmente produce ansiedad.

    Para otros, el noviazgo es absolutamente su tema favorito de conversación. Cuando la palabra viene a la mente, ella piensa en el muchacho apuesto que le envió un texto. Sus pensamientos vuelven a ese momento cuando vio aparecer su nombre en la pantalla de su teléfono, enviando un mensaje donde preguntaba si sería posible ir a cenar juntos. Ella recuerda con cariño el momento que mostró el texto a sus amigas, y con un súbito aumento colectivo de adrenalina, los comentarios comenzaron a surgir: ¡te mandó un texto! ¡Te dije que le gustas! ¿Qué vas a decir? ¡Dile que sí! ¡Serán una pareja bonita! Tu nombre suena muy bien con su apellido. O, usted es el muchacho que envió el texto y sintió que su corazón palpitaba fuertemente mientras esperaba la respuesta de ella. Después de sufrir unos segundos de agonía, usted sintió la satisfacción profunda del éxito al leer la respuesta de que a ella le encantaría pasar un tiempo con usted. Sonriendo para sus adentros, dejó caer el teléfono y susurra: ¡Atención mundo! ¡Un experto está en acción! ¡Digan mi nombre! Para algunos el tema del noviazgo provoca un torrente de emociones positivas, porque usted sabe la emoción de estar interesado en alguien y descubrir que esa persona también siente el mismo interés por usted.

    Sin embargo, para otros, cuando piensan acerca de las relaciones no evocan sentimientos de ansiedad o de anticipación, sino los de agonía. Unos años atrás en Breakaway, el ministerio que dirijo en la universidad de Texas A & M, tuvimos un servicio de adoración para miles de estudiantes en Kyle Field. Yo estaba hablando de la naturaleza tóxica de los secretos, cómo ellos pueden agotar nuestra energía y robar nuestra alegría. Aunque les desafié a hablar con un compañero de confianza o mentor acerca de las cosas que les producía mucha inquietud, les alenté, como un primer paso, a escribir algunos de sus secretos en un pedazo de papel y a colocarlos en recipientes que teníamos cerca de la pista. Miles de jóvenes pasaron adelante. Durante los próximos días, mi equipo y yo leímos sus escritos, orando por los estudiantes que querían liberarse de la carga de la culpa y la vergüenza que llevaban siendo aún tan jóvenes. Lo que he visto incluso a mí me sorprendió. Tal vez tres o cuatro de cada cinco de los escritos hablaban de la angustia profunda y la herida desesperante que provocaba una relación romántica que no había funcionado. Algunos expresaron sus lamentos acerca de una relación en la que se habían quedado por mucho tiempo. Otros lamentaron por entregar excesivamente de sí mismos en lo emocional o físico a quien no era digno de su afecto. Otros expresaron remordimiento por traicionar la confianza. La magnitud del dolor relacional expresado en este montículo de confesiones fue abrumadora. En mis años de ministerio entre los jóvenes, puedo decir, que nadie llora como los quebrantados de corazón. El impulso interior de tener una pareja es bueno, incluso poderoso. Pero, cuando no funciona, la separación puede ser intensamente dolorosa.

    Por lo tanto, si tener una pareja es deseable y peligroso, ¿cómo lo hacemos correctamente? Antes de profundizar en algún consejo sobre qué hacer, necesitamos saber dónde estamos. Investigar las características del ambiente, nos ayudará en nuestro intento de navegar las complejidades de la vida y el amor en los tiempos modernos. Así que vamos a empezar con algunas cosas que sabemos.

    Primero, la gran mayoría de los jóvenes quieren casarse. Los estudios más rigurosos y fiables disponibles hoy en día dan un porcentaje alto del 90 por ciento. Así que los rumores de la muerte del matrimonio han sido muy exagerados.¹

    Segundo, la gran mayoría de los jóvenes hoy en día se casarán. No sólo se casarán, sino que la mayoría de ellos lo harán durante la edad de sus veinte años. En el 2012, el 80 por ciento de los estadounidenses de más de veinticinco años era, o había estado, casado. O sea, cuatro casados de cada cinco². Además, un 13 por ciento, aunque no estaban casados, se dice que vivían con una pareja a largo plazo. Si bien hay cambios importantes en nuestra cultura hoy en día con respecto a cuándo, y si, casarse, la realidad es que la mayoría de las personas en el planeta quieren casarse y se casarán³. Por lo tanto, si eres un estudiante universitario, leyendo esto, probablemente pasarás por las distintas fases de la vida de soltería, noviazgo, compromiso y matrimonio todo en una sola década.

    En estas dos áreas, el deseo de casarse y la probabilidad de matrimonio en su futuro, no es muy diferente de las generaciones que han pasado antes de usted.

    Sin embargo, hay una forma que los jóvenes de hoy día son diferentes a sus predecesores. Ellos esperan más tiempo para contraer matrimonio que cualquier otra generación en la historia. Hoy en día, la edad media para una mujer joven que se va a casar es veintisiete. Para los hombres jóvenes es veintinueve años de edad⁴. Para poner eso en perspectiva, en la década del 1990, el promedio de edad en la que una mujer se casaba era de veintitrés años. Los hombres se casaban alrededor de la edad de veintiséis⁵. Este es un cambio significativo en solo las dos últimas décadas, que plantea una pregunta importante. ¿Por qué, si la mayoría de los jóvenes quieren casarse, esperan tanto tiempo para hacerlo? Como sucede a menudo, no hay una respuesta simple. En cambio, hay una variedad de razones, algunas de las cuales pueden resonar con usted más que otras.

    Primero es el miedo al divorcio. Mucha gente joven ha sufrido el divorcio de sus padres y todavía sienten el dolor que eso ha provocado⁶. En respuesta, han jurado de no precipitarse para el matrimonio y correr el riesgo de cometer el mismo error⁷.

    ¡Otros no temen a que fracasarán en el matrimonio, pero el matrimonio sí los destruirá! En el pasado, el matrimonio solía ser considerado como el primer paso hacia la edad adulta. Ahora es el último paso. Creyendo que una relación de compromiso puede interferir con sus metas de carrera, ellos eligen ahora el impacto profesional y aplazan la intimidad personal hasta más tarde⁸.

    También la confusión que surge de las formas modernas de comunicación desempeña un papel en la demora para el matrimonio. El rápido aumento de la tecnología ha creado varios medios de conexión con otras personas. Por desgracia, esto ha complicado la manera de cómo iniciar la conversación romántica. En el pasado, si alguien quería invitar a otra persona para una cita, la llamaría. En la actualidad, muchos jóvenes piensan que eso es extraño. Algunos creen que es más cortés enviar un texto. Otros piensan que eso es muy informal. La falta de claridad de cómo hacer una invitación en realidad ha demorado el proceso del noviazgo.

    Otros han quedado paralizados por las interminables opciones de citas que hoy en día hay a disposición. Un estudio realizado en Filadelfia reveló que un gran tercio de todas las parejas vivían dentro de un radio de cinco cuadras el uno del otro antes de que se casaran. Sólo el 17,8 por ciento eran de diferentes ciudades⁹. Hoy en día los jóvenes pueden entrar en línea y charlar con personas de todo el mundo. Las aplicaciones de citas han ampliado las posibilidades de conseguir parejas, las cuales han causado que los jóvenes calmen su deseo de comprometerse con un solo individuo. ¿Qué tan seguro estoy de que no viene alguien mejor, cuando veo miles de parejas potenciales en mi celular todos los días?

    Combinado a esta tensión está la presión para encontrar un alma gemela. Con esto quiero decir el creciente impulso de buscar mucho más que una pareja para compartir la vida. Quiero alguien que pueda llenar cada vacío en mí, despertar dones latentes en mi interior y continuamente seducirme con un gozo emocional sublime. Esto pone una presión tremenda en otro ser humano¹⁰.

    Para otros avanzar hacia el matrimonio está impedido por buscar la satisfacción de los deseos sexuales fuera de una relación comprometida. En el pasado, el deseo sexual servía como una fuerza para impulsar a las personas a casarse, porque el matrimonio era el lugar más seguro y más aceptable para tener relaciones sexuales. Ahora la sociedad ha eliminado en gran medida cualquier tabú asociado con el sexo prematrimonial. Además, el aumento repentino de acceso fácil a la pornografía ha ofrecido una vía para el comportamiento sexual que, para muchos, ha sustituido incluso la búsqueda de una pareja humana. Ahora que se puede tener sexo en cualquier lugar, se ha eliminado un fuerte motivador que impulsaba a los jóvenes hacia la relación de pacto con otro ser humano¹¹.

    A medida que investigaba todos estos factores que contribuyen al retraso del matrimonio, procedí a hacer la pregunta: ¿Qué está detrás de todo esto? ¿Qué motivos están impulsando estas tendencias? Cuando contemplo el paisaje de la vida y el amor para la gente joven hoy en día, veo miedo en muchos jóvenes. Miedo de cometer un error. Miedo de perder. Temor de perder oportunidades. Veo mucho miedo en los corazones de hombres y mujeres jóvenes. En otros percibo orgullo. La terquedad para vivir según sus propios términos para que nadie pueda poner en peligro su libertad de expresión. En muchos también veo lujuria. ¿Para qué comprometerse para amar a alguien si solo puedo utilizarla físicamente? El miedo, orgullo y la lujuria son la raíz de muchos problemas que veo surgiendo en las relaciones.

    Cuando veo que surge esta raíz, tiene sentido por qué se retrasa el amor para toda la vida. Ninguno de estos conductores tiene como objetivo el amor. El amor se abre y da de sí mismo libremente. El miedo se cierra y se retira. El amor arriesga la vulnerabilidad por el bien de la persona amada. El orgullo no va a tolerar el riesgo de sí mismo a favor del otro. El amor acepta completamente a una persona, en sus días mejores y sus peores. La lujuria dice ‘solo quiero las partes de tu cuerpo que pueda usar’. Mientras el miedo, la lujuria y el orgullo están en el asiento del conductor, la cultura se apartará aceleradamente del amor saludable. Y ya lo estamos viendo en la cultura. No estamos avanzando en direcciones sanas.

    Por primera vez en la historia de los Estados Unidos, el promedio de edad que una mujer tiene su primer hijo es más joven que la edad promedio de una mujer que se casa por primera vez. El promedio de las mujeres en América que tienen su primer hijo es a los 26 años de edad. La mujer estadounidense promedio contrae matrimonio a la edad de los 27 años¹². Esto es histórico. Más del 40 por ciento de los niños que nacen hoy en Norteamérica son de madres solteras¹³. Esto me preocupa porque los estudios demuestran de cada escala medible que los niños son peores cuando carecen de la oportunidad de crecer en un hogar con un padre y una madre amorosos.

    Del 2005 al 2012 un tercio de todas las parejas que se casaron en los Estados Unidos se conocieron en un sitio de citas de la Internet. No voy a criticar los sitios de citas de la Internet. Tengo amigos que se conocieron y enamoraron con sus parejas a través de la Internet. Pero lo que me preocupa es que cada nuevo portal de citas tiende más hacia el análisis de una persona basado en el aspecto de ella, lo cual de seguro envejece: belleza física. Esto no equivale al más sabio de los criterios para la compatibilidad o los matrimonios de éxito y perdurables.

    Los centros de control y prevención de las enfermedades emitieron una declaración recientemente explicando que desde la llegada de Tinder y otras aplicaciones para citas que promueven la selección de la cita basada principalmente en la belleza física, ha tenido como resultado un aumento altísimo en las enfermedades de transmisión sexual. En el año 2015 en Rhode Island, desde la llegada de Tinder y Grindr, los casos de sífilis aumentaron 79 por ciento. Los casos de gonorrea y el VIH han incrementado en más del 30 por ciento¹⁴.

    Los estudios también han demostrado un aumento significativo de la soledad y depresión en los estudiantes universitarios hoy en día, en comparación con generaciones anteriores¹⁵. Y en medio de la pérdida de la intimidad en el matrimonio, la adicción ha aumentado y tomado su lugar¹⁶.

    ¿Por qué hablar de todo esto? Porque incluso con toda nuestra conectividad a través de la tecnología, hemos sufrido una pérdida de comunidad. El miedo, el orgullo y la lujuria nos conducen al aislamiento o a crear relaciones superficiales que no sirven para el florecimiento humano.

    Puede que usted pregunte: ¿Qué estás defendiendo, Ben? ¿Que nos remontemos hacia cierta época pasada que fue supuestamente increíble donde todo el mundo se casaba cuando cumplía los trece años de edad, tenía hijos a los catorce años, después ordeñaban las cabras, hacían mantequilla y construían graneros hasta que murieron a la edad de treinta? No. Ninguna vista empañada tengo, que brilla intensamente al evocar alguna época pasada. Ningún puerto anterior hay al que estoy tratando de que naveguemos de vuelta.

    Pero eso no cambia el hecho de que cuando miro a nosotros hoy, veo a una generación perdida en el mar, que no está segura cómo navegar el mar cada vez más tempestuoso de la vida y el amor. Estamos a la deriva, azotados por los vientos y las olas de estos tiempos modernos. Sin embargo, la buena noticia es que en medio de mares inciertos, tenemos una manera de trazar un curso hacia adelante.

    Hace varios años un hombre llamado Steve Callahan se perdió en el mar después de un terrible accidente de barca, en una balsa de goma pequeña por setenta y seis días en algún lugar entre África y el Caribe. Aunque él estaba demacrado y aturdido, logró tomar tres lápices y los ató juntos para crear un sextante, una herramienta de navegación que permite utilizar el horizonte y el sol para orientarse. Basado en su aplicación de estas realidades náuticas, pudo discernir la latitud, tomar la corriente conveniente y continuar seguro al Caribe. Fue su comprensión de las realidades fijas en el universo lo que le ayudó a navegar por su situación con éxito. Tenemos la oportunidad de hacer lo mismo. En medio de mares relacionales inciertos, nosotros, también, podemos ver y encontrar nuestra orientación mediante la comprensión de las realidades que no cambian de quién es Dios y lo que él está haciendo en el mundo.

    Es por eso que escribí este libro. Sinceramente espero que estas páginas puedan darle claridad en la incertidumbre relacional. En las páginas que siguen, nos enfocaremos en cuatro etapas relacionales distintas que la gran mayoría de los seres humanos pasaran en algún momento de sus vidas: soltería, noviazgo, compromiso y matrimonio. Cada fase tiene un propósito dado por Dios que usted puede optar por aceptar y cumplir, o no. Cada etapa tiene también algunas ventajas y desventajas que son particulares. Identificaremos el propósito dado por Dios para cada etapa, las estrellas guías por las cuales navegaremos. También identificaremos y maximizaremos las ventajas de cada etapa e identificaremos y minimizaremos los desafíos únicos de cada etapa. Quiero darle puntos fijos para navegar, para que pueda navegar hacia lo desconocido con la confianza de saber que cualquiera sea la etapa relacional en la que está, pueda llevar una vida con un sentido increíble de propósito.

    Vamos a ser claros desde el principio: este viaje no comienza con usted que identifica a una persona linda que tiene cierto potencial. No es necesario que usted tenga un interés romántico para descubrir el propósito de su vida. Su viaje comienza con su Creador.

    En el pasado, cuando una barca navegaba hacia las aguas traicioneras, a menudo el capitán tenía que reconocer que carecía de suficiente conocimiento de la zona para guiar su barca con seguridad al puerto a través de las rocas y los arrecifes peligrosos. Cuando el capitán se daba cuenta de su situación, antes de los días de la comunicación moderna, izaba una bandera que indicaba a todos a su alrededor que solicito un piloto navegador. Cuando esa bandera ascendía al mástil, un navegador familiarizado con el área entraba a su coracle o bote pequeño y remaba hacia la barca y subía a bordo. Luego el piloto navegador tomaba las riendas de la barca y la guiaba segura a través de las aguas inciertas. Para avisar a otros navegadores que quieran subir a bordo de que no era necesario, la barca entonces izaba otra bandera, una que era mitad rojo y mitad blanco. La bandera anunciaba a todos los que querían ayudar a que vieran que la ahora la barca tiene un piloto navegador. No se necesita de otros pilotos navegadores, y los lugareños podían estar seguros de que esa barca estaba en manos seguras.

    ¿Está usted dispuesto a admitir la misma necesidad?

    En las aguas impredecibles del amor, necesitamos un guía. Alguien familiarizado con el área. Alguien que nos pueda ayudar a navegar lejos de los peligros ocultos justo debajo de la superficie que podría causar nuestro naufragio. Uno que nos pueda llevar con seguridad a la orilla. La buena noticia es que no necesitamos navegar solos. El Dios que hizo a usted y a todos los otros seres humanos en el planeta puede guiarnos con seguridad al hogar. La Biblia nos dice que Dios es amor. ¿Quiere usted tener una guía fiable contra las olas desconocidas del amor? Admita su necesidad. Ize su bandera y declare a Dios que usted necesita que él tome el volante y le guíe.

    Esto es donde debe comenzar nuestra travesía.

    Ben Stuart

    Verano del 2017

    primero lo primero

    Debemos tener una relación correcta con Dios antes de tener una relación correcta con un muchacho o una chica

    1

    Dios, muchachos y chicas

    Queridos hermanos, amémonos los unos a los
    otros, porque el amor viene de Dios, y todo el que
    ama ha nacido de él y lo conoce.
    —1 Juan 4:7

    Hace varios años un amigo mío fue a bucear en el Caribe con algunos amigos y su familia. Ellos hicieron una de esas ofertas algo locas e inseguras donde se puede hacer un curso de buceo y luego nadar en el océano. Antes de la inmersión ella se juntó con un hombre de mediana edad. Ellos iban a ser compañeros de buceo, capaces de funcionar independientemente, ambos tenían sus máscaras de buceo y tanques de oxígeno, pero fueron en pareja para disfrutar juntos de la aventura y ayudarse en caso de que algo vaya mal.

    Mientras ambos tenían sus tanques de buceo, el aire fluyendo, ellos fueron una verdadera fuente de vida el uno para el otro, disfrutando juntos de las maravillas del océano. Pero entonces algo comenzó a funcionar mal con el equipo de él. El oxígeno dejó de fluir. Sintió pánico. Ellos sabían el protocolo de emergencia, una serie de gestos manuales, intercambio de oxígeno, luego un ascenso lento, tranquilo al barco arriba. Pero tan pronto como él se dio cuenta de que no podía respirar, todo el entrenamiento de repente quedo en el olvido. Él rápidamente la agarró por los hombros, sacudiéndola y trató de gritar. Ella trató de entender lo que él estaba haciendo, ¡pero nada de esto se parecía al simulacro de emergencia que acababan de aprender juntos! Mientras ella trataba de calmarlo, de repente él estiró el respirador de la boca de ella. Comenzó la desesperación. Y donde hay escasez, hay desesperación. Y donde hay desesperación, hay

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