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Darrere l’Espill. Apuntes sobre Jaume Roig y su entorno familiar
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Darrere l’Espill. Apuntes sobre Jaume Roig y su entorno familiar
Libro electrónico638 páginas9 horas

Darrere l’Espill. Apuntes sobre Jaume Roig y su entorno familiar

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El nombre de Jaume Roig (†1478), médico valenciano medieval, siempre ha estado unido a la autoría de la creación literaria Espill desde su primera edición impresa en València, el 30 de junio de 1531. La obra, que no ha dejado de editarse a lo largo de los siglos, y que ha sido traducida a varios idiomas, cautivó tanto la atención de sus estudiosos, que terminó por dejar en un segundo plano la figura de quien aparecía como su autor.
Pero Jaume Roig fue, por encima de cualquier otra condición, médico. Hijo de otro gran profesional de la medicina, de igual nombre, fue un notorio personaje de su tiempo que floreció en un Reino sin Rey, donde su capital, València, era pasto de políticos profesionales, nobles ociosos, y empresarios ambiciosos, sin que la línea divisoria entre unos y otros, estuviese siempre clara. Ahí, el llamado patriciado urbano valenciano, manejaba los hilos, creaba las conexiones necesarias, se aliaba, se enfrentaba, y se volvía a aliar. Mientras, los negocios privados se nutrían de dinero público, y el dinero público, se nutría a su vez de una peligrosa noria de economía financiera especulativa, que poco a poco se imponía a la economía productiva y comercial que había llevado a la ciudad a cotas notables. El médico estaba completamente integrado en ese entramado, y su entorno familiar –especialmente su conexión con la acaudalada familia Bou–, resultó clave.
El Estudio que el lector tiene en sus manos, es el resultado de la mayor y más profusa investigación realizada sobre el médico valenciano, y constituye la única monografía biográfica editada sobre él. En sus páginas, se da respuesta a preguntas formuladas por los investigadores desde hace más de cien años, y se alumbran nuevas y desconocidas circunstancias de su vida. Inevitablemente, ello se traduce en una mayor información sobre Espill, contribuyendo a descifrar algunos de sus enigmas inacabados.

IdiomaEspañol
EditorialBruno de Den
Fecha de lanzamiento3 oct 2019
ISBN9780463976289
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    Darrere l’Espill. Apuntes sobre Jaume Roig y su entorno familiar - Bruno de Den

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    Darrere l’Espill

    Apuntes sobre Jaume Roig y su entorno familiar

    Primera edición, octubre de 2019

    Maquetación: jgarridomaquetacion.com

    © Todos los derechos de autor, así como los derivados de la propiedad intelectual procedentes de esta publicación, son administrados y gestionados por Mario Tomàs Valero, abogado colegiado n.º 8.438, del Ilustre Colegio de Abogados de València. Av. Paseo de la Alameda, n.º 63-15, CP 46023 València.

    Todos los derechos reservados. El contenido de esta obra está protegido por la ley. Prohibida su reproducción en parte o en su totalidad en cualquier tipo de formato sin el permiso del autor.

    Darrere l’Espill

    Apuntes sobre Jaume Roig y su entorno familiar

    Bruno de Den

    A la meua germana Amparo, quòndam.

    "Trobant-me en aquesta vall

    dels Alforins, per les vacances fuit,

    ociós, feliç, volent fer fruit,

    emprés he, no sens treball,

    de Jacme Roig escriure son tall".

    CAPÍTULO I

    El estudio, las fuentes, la familia

    1. El sobrino fantasma

    Como es de sobra conocido, la obra literaria medieval Spill, atribuida tradicionalmente al médico valenciano Jaume Roig, está dedicada al joven caballero de la Ciudad de València, Baltasar Bou, el benjamín de la acaudalada familia valenciana Bou. El autor del satírico poemario se dirige al citado Baltasar expresamente como su sobrino, hasta en tres ocasiones:

    "A tu com fill

    Baltasar Bou

    per lo que em mou

    ta molta amor

    e gran calor

    de nebot car

    lo vull dreçar" (versos 240-246)¹

    "Si vol apprendre

    nebot valent,

    llig-hi sovent

    mes ab repos" (versos 712-715)

    "Jo, car nebot

    t’he sols escrit

    què em par profit" (versos 16.242-16.244)

    Sin embargo, esta relación de parentesco entre el joven Bou y el supuesto autor de la obra, el Mestre en Arts i en Medicina Jaume Roig –que se dio por sentada desde las primeras ediciones de la obra ya entrado el siglo xvi–, se ha cuestionado por los más solventes tratadistas y estudiosos de la citada obra durante los últimos cien años.

    El primero, fue Roc Chabàs, que en el año 1905 escribía:

    "A pesar de tanto documento, no hemos podido averiguar por dónde era sobrino de nuestro Roig el Baltasar Bou (…). (Spill. Jacme Roig". Roc Chabàs. L’Avenç. Barcelona. 1905. p. 439).

    Le siguió años más tarde Miquel I Planas, que escépticamente, a mediados del siglo pasado se refería a la cuestión del siguiente modo:

    "Aquest personatge (sobre Baltasar Bou), qui Roig fa nebot seu (…). (Spill. Jaume Roig". R. Miquel i Planas. Biblioteca Catalana. Barcelona, 1929-1950. p. 264).

    Iniciada la última década del siglo xx, el valenciano Alimiñana I Vallés, en una obra de tres tomos, en la que realiza una notable aportación documental de datos biográficos relacionados con Roig, señalaba que:

    "Per atra banda, que el dit Baltasar Bou fora nebot o parent de Jacme Roig, no ho he pogut deduir de cap document consultat (…). (Spill. Jacme Roig". Mossén Josep

    Almiñana i Vallés

    . Del Cenia al Segura. València 1990. Volumen III. p. 934).

    En pleno siglo xxi, en un momento de renovado interés por el estudio de tan enigmática pieza literaria, se ha seguido el mismo enfoque, incluso dando un paso más allá, esto es, sin poner en duda relación de parentesco, sino, directamente, negándola. Es Antònia Carré la que afirma en 2006:

    "Baltasar Bou, que era amic de Jaume Roig, és convertit en nebot de l’autor en la ficció narrativa de Spill (…) (Espill. Jaume Roig". Antònia Carré. Quaderns Crema. Barcelona, 2006. p. 609).

    CARRÉ vuelve a insistir en esa idea en 2007 cuando se refiere a la cuestión en estos términos:

    "Ara bé, no hem d’entendre que Baltasar Bou sigui el nebot real de l’autor, sinó que aquí entra en joc la ficció literària (Narrativa catalana medieval en vers: El Jaufré i Spill de Jaume Roig". Universitat Oberta de Catalunya. Barcelona. 2007. p. 108).

    En 2010 y en la misma línea de negación del parentesco, que se da ya por plenamente instalada entre los estudiosos y tratadistas de la obra, se pronuncia Peirats Navarro:

    "El prefaci, adreçat a Baltasar Bou, a qui el jo líric tracta familiarment amb lapel·latiu de "nebot", té com supósit una inclinació didàctica i moral (…) (Spill. Jaume Roig". Anna Isabel Peirats Navarro. Col·lecció Clàssics Valencians I. Publicacions de l’Acadèmia Valenciana de la Llengua. València, 2010. pp. 33-34).

    También opta por rechazar el vínculo familiar, Josep Guia i Marín, pero fundamentando su posición en un estudio datado en 1934, de este modo, indica en 2010 que:

    "Com ja va posar de manifest A. Salvà Ballester (1934), les dades sobre Baltasar Bou com a (…) nebot de Jaume Roig no són correctes (…). Y más adelante señala que: Es dóna el cas que la majoria dels autors citen el treball de Salvà, on es desmenteix que Baltasar Bou fos nebot de Jaume Roig (…) (Ficció i Realitat a Spill. Una perspectiva fraseològica i documental". Publicacions de la Universitat de València –PUV– 2010. pp. 25 y 26, y nota al pie 14).

    La referencia al trabajo de Salvà Ballester no es sólo de Guia, sino también de Almiñana y de otros estudiosos y articulistas de la obra. Y es que, en el año 1934, el Boletín de Sociedad Castellonense de Cultura publicaba un pequeño artículo bajo el título de "Mestre Jacme Roig y Baltasar Bou", que, para muchos autores, supuso un punto y final a la duda sobre la cuestión de la relación familiar. Sin embargo, al consultar la citada publicación, se comprueba que la aportación de Salvà no se diferencia de las anteriores:

    "De su parentesco con Baltasar Bou no hallo ninguna referencia; tanto en las declaraciones que su hijo (se refiere a Jaume Honorat, el hijo religioso del médico valenciano) el canónigo presta en la "Requesta", como en el legado que le hace En Guerau Bou, no se expresa, y sí en cambio éste manifiesta el que le une con otros legatarios. Bien pudiera ser una licencia del poeta. (Mestre Jacme Roig y Baltasar Bou". Sociedad Castellonense de Cultura. N.º XV. Castelló, 1934. p. 297).

    Queda claro, en consecuencia, que el trabajo y la valiosa aportación del Salvà en las otras cuestiones abordadas en su artículo de 1934, no supusieron, sin embargo, ningún avance en la cuestión sobre la consaguinidad entre Roig y el joven Bou. Lo que, en definitiva, hace Salvà, es inclinarse por la negación del vínculo familiar interpretando a sensu contrario las pruebas documentales que maneja. Esto es, en tanto en cuanto en el testamento de Guerau Bou –padre de Baltasar–, se le realiza un legado a Roig sin mencionar la relación de parentesco que le une, y, por el contrario, esa relación sí se cita en el resto de legados realizados, Salvà deduce que no debía existir vínculo familiar alguno.

    Pero sí que existió.

    Como el presente estudio pone de manifiesto mediante el alumbramiento de fuentes documentales hasta ahora inéditas, Úrsula Pérez –la madre de Baltasar Bou–, era prima hermana de Jaume Roig, en consecuencia, su hijo Baltasar era lo que comúnmente denominamos sobrino segundo:

    En realidad, este sea posiblemente, el problema endémico que subyace tanto al estudio de Spill, como al de su autor. Se trata de una obra literaria, escrita en un valenciano medieval deliberadamente anacrónico, pero también de un documento de valor histórico, encontrándose, por tanto, en la encrucijada que forman tres caminos distintos: el del estudio lingüístico, el del estudio literario, y finalmente, el camino del estudio histórico. O lo que es lo mismo: en tierra de nadie. Es razonable que, lejos de acrecentar el interés, ello adobe la dificultad y hermetismo de la obra, circunstancia ésta que siempre se ha predicado de Spill, y que, en cierto modo, explicaría que haya sido más comentada y citada, que leída.

    De los tres caminos que forman la encrucijada de su estudio, sin duda el histórico ha sido el menos cultivado, cuando realmente, constituye –en su esencia– la vía definitiva capaz de aportar la claridad necesaria, para su mayor y más profunda comprensión.

    2. Sospechoso habitual

    Resulta conveniente advertir al lector desde un principio que, a lo largo del presente trabajo, las referencias al médico valenciano, aparecerán en ocasiones como supuesto (hipotético, presunto, conjetural) autor de Spill.

    Es una cuestión de rigor.

    Y es que, aunque durante siglos no se dudó sobre este punto, y la obra se ha atribuido siempre a Jaume Roig sin formular la más mínima vacilación, durante los últimos cien años, sin embargo, el asunto de la autoría ha cambiado de rumbo.

    El origen del debate se encuentra en el hecho de que, hasta la actualidad, ha llegado un único manuscrito de la obra: el Vat. Lat. 4806 de la Biblioteca Vaticana. No es el manuscrito original, sino que se trata de un documento redactado por una sola mano, con 119 folios de papel escritos a dos columnas. El papel lleva una filigrana: una mano con una estrella, con la letra F en la palma. Los estudios sobre el papel, la letra y la filigrana, han llevado a la conclusión de que el manuscrito Vaticano, debe datarse en las postrimerías del siglo xv².

    El núcleo del problema es el siguiente: no disponiendo del manuscrito original escrito por su autor, la versión más antigua de Spill es el Vat. Lat. 4806 de la Biblioteca Vaticana, y éste, no contiene específicamente mención alguna a la autoría.

    La primera edición en imprenta de la obra, sin embargo, sí.

    Fue iniciado ya el siglo xvi, y su responsable fue un impresor extremeño afincado en Valencia llamado Francisco Díaz Romano. Esta edición, datada el 30 de junio de 1531, se conoce como la Edició Prínceps. Al texto –que no se respetó por completo y que se alteró en algunos versos–, se le añadió una portada con un grabado de la imagen de la Virgen María, y un título: "Llibre de Consells: fet per lo magnífic Mestre Jaume Roig, los quals són molt profitosos y saludables aixi peral regiment y orde de ben viure, com pera argumentar la devoció ala puritat y concepció de la sacratísima Verge Maria."

    Centrado el problema, añadamos otra dificultad: entre el manuscrito Vaticano –sin Roig (ni ningún otro nombre) identificado como el autor–, y la Edició Prínceps –con Roig como autor–, media aproximadamente medio siglo. A lo largo de esas cinco décadas no hay noticias de la obra, ninguna referencia directa o indirecta. Sin rastro.

    A partir de ahí, las siguientes ediciones ya contienen la autoría de Jaume Roig de manera reiterada. La segunda de Barcelona de 1561; la tercera de València de ese mismo año; la cuarta de València de 1735, y así, hasta dieciocho. Las traducciones a otros idiomas incluyen, igualmente, la autoría de Roig.

    El primer investigador que sembró la semilla de duda, fue Chabàs en 1905. En realidad, no puso en duda que fuera Roig el autor de la obra, sino de toda la obra. Sugirió que su hijo, el religioso Jaume Honorat, pudo tener alguna participación en la parte final, esto es, aquella en la que los aspectos teológicos son los protagonistas. El debate iniciado, siguió a lo largo del siglo xx de manera dispar. Unos prefirieron no entrar en la resbaladiza controversia, otros, sin embargo, sí. Es el caso por ejemplo de Almiñana i Vallés, que lanza una mirada furtiva también hacia Jaume Honorat; o Jaime J. Chiner Gimeno³, que, alejándose de la cuestión de la autoría del original, prefiere centrarse en el manuscrito Vat. Lat. 4806 de la Biblioteca Vaticana, y basándose en la caligrafía, sugiere que en ese concreto manuscrito tuvo alguna intervención otro de los hijos de Roig, Gaspar Jeroni.

    El estudioso que más recientemente ha cuestionado la autoría de Spill de manera más esforzada y específica, ha sido Josep Guia⁴, que aleja la figura de Jaume Roig de la creación, y señala hacia una posible presencia e influencia de Joan Rois de Corella. Su principal novedad, es la hipótesis que formula sobre la datación la obra. Así, Guia ofrece una conjetura que viene a concluir que, el original de dicha obra, se escribió en todo caso con posterioridad a lo tradicionalmente apuntado (1460-1462), enmarcando la redacción en las postrimerías del xv, más allá de 1478, cuando Roig ya habría fallecido. No obstante, la fundamentación histórica que realiza para sostener esa posición en la datación, tiene debilidades notables, no así su perspectiva fraseológica, cuya solvencia se presenta en principio bastante sólida, aunque con matices en lo que se refiere a las conclusiones que infiere de ella.

    En este sentido, entre los argumentos históricos usados por Guia para mantener en pie su hipótesis de trabajo sobre una datación tardía de la obra que lo alejaría de la autoría de Jaume Roig, se encuentra la referencia que se hace en Spill a un esclavo de origen canario. Para su razonamiento, se fija en el detalle de los siguientes versos:

    "Ma mare viu

    ni es mou ni es riu

    cuití d’entrar-hi

    de un canari o catiu estrany" (v.1083-1087)

    A partir de ellos, es cuando entonces Guia señala:

    "La qüestió de fons és que (…) l’any 1489 aparegué per València el primer esclau canari." (…) "Així doncs, potser a València (…) s’haurien vist canaris abans, però el que sembla prou clar és que era la primera vegada que hi apareixien amb la condició d’esclaus (…). Per això, els versos reportats de Spill hauríem d’implicar, com a terminus a quo, l’any 1489"⁵.

    La afirmación de Guia no es válida desde el más elemental rigor histórico. Ni el primer esclavo canario apareció en València en 1489, ni por supuesto, ese año "era la primera vegada que hi apareixien amb la condició d’esclaus".

    Los canarios –bajo la condición específica de esclavos–, se conocían en València al menos desde 1393⁶, y existe documentación sobre la tenencia y comercio de los mismos en el Cap i Casal al menos desde 1402⁷, casi noventa años antes de las fechas señaladas en el trabajo de Guia. Cosa distinta es que, evidentemente, no eran comunes, los superaban considerablemente en número los sarracenos o los tártaros, por ejemplo, pero no eran desde luego –y ni mucho menos– desconocidos hasta 1489.

    El error de la fundamentación argumental de Guia, es que utiliza para dar solidez a su hipótesis un estudio sobre esclavitud desfasado y centrado en un periodo tardío del siglo xv y principios del xvi (Vicenta Cortés de 1964, "La esclavitud en València durante el reinado de los Reyes Católicos 1479-1516). Debemos suponer, por tanto, que Guia desconoce por completo la tesis de Francisco Javier Marzal Palacios: La Esclavitud en Valencia durante la Baja Edad Media (1375-1425)" (Universitat de València, Serveis de Publicacions, 2006).

    Algo parecido, sucede con el segundo de los argumentos históricos de Guia sobre los alquimistas. En efecto, es indudable que en Spill se hace sarcasmo de esta pseudociencia medieval en los siguientes versos:

    "Qui bé n’espera,

    espera al punt

    que puig Amunt

    l’aigua del riu

    que torne viu,

    –espera– el mort,

    e, bufant fort

    en la fornal,

    filosofal

    pedra curable,

    or fet potable,

    argent de coure" (vs. 8524-34)

    Considera este autor que estos versos constituyen –en lo que se refiere estrictamente a la ironía sobre los alquimistas–, un elemento de modernidad más propio del Renacimiento, que no de mediados del siglo xv, por lo que la obra debe datarse hacia finales de dicho siglo⁸.

    Resulta llamativo, no obstante, que el esfuerzo de Guia por dar solvencia histórica a su trabajo no considere que, en 1441 (muy lejos del Renacimiento), Jaume Roig participó como perito técnico en un pleito singular, precisamente, sobre el "or potable" al que se refieren los veros transcritos⁹. No es tampoco, por consiguiente, un argumento que revista solidez histórica. De hecho, este incidente del oro potable –que se abordará con más detalle más adelante en este mismo trabajo–, lo aleja tanto de Guia, como lo acerca al propio Roig. Así, Chabàs, que sí conocía el episodio y fue, de hecho, el primero en citarlo, se lamentaba en 1905 de no saber cuál fue el dictamen de Roig sobre el asunto. Quizás –sólo quizás–, la ironía con la que se cargan los versos contenga, precisamente, dicho dictamen. Además de ello, la controversia con los alquimistas no es –ni de lejos– propia del Renacimiento. Así, en la misma Ciutat de València, constan documentados episodios polémicos relacionados con los practicantes de esta ciencia al menos cien años antes de lo que apunta Guia¹⁰.

    Por último, Guia fundamenta también su posición en torno a la datación tardía de la obra, en dos argumentos históricos más: uno sobre la presunta mención indirecta a la imprenta, y otro sobre la figura de la dama en el juego del ajedrez.

    En cuanto al primero, Guia únicamente apunta que, el uso del verbo "pinçar" en unos versos concretos, se podría vincular con el funcionamiento de la primitiva maquinaria de la imprenta, y en tanto en cuanto esta no apareció hasta la década de los setenta, de ser ese su significado, Spill no pudo escribirse hasta después de esos años. Sin embargo, el propio Guia también señala que "pinçar", se utilizaba también como sinónimo de corregir. Y, de hecho, se usaba para referirse a la práctica consistente en corregir una ilustración (sea imágenes, dibujos o letras), mediante una técnica en la que se manipulan las cerdas situadas en el extremo del pincel, que, para esos usos, es manejado como instrumento corrector.

    Por su parte, la referencia a la "dama" del ajedrez, es una interpretación forzada que no se sostiene en una lectura literal de los versos.

    "escac pel roc

    tens per la dona:

    sus mat te dóna"

    Sugiere Guia que, en esos versos, se podría estar hablando de un movimiento de dicha pieza que no se puso en marcha en Occidente hasta el último cuarto de siglo, por lo que, de prevaler esa interpretación, la obra debería datarse en ese último cuarto. Pero lo bien cierto, es que la "dama no aparece. Es la dona la que, en el juego, le da al autor escac pel roc, expresión medieval equivalente a la de poner a alguien en una situación apurada. Resulta curioso –o tal vez no tanto–, que esa concreta pieza, el roc", forme parte integrante y distintiva del escudo de armas de la familia Roig.

    Pese a esa falta de consistencia de los argumentos históricos, resulta absolutamente procedente señalar que Guia se refuerza –fundamentalmente– y, no obstante, en un argumento de orden literario. Se trata de las evidentes influencias que presenta sobre Spill la conocida obra escrita entre 1340 y 1377 por Ludolf de Saxonia, "Lo Cartoixà". Considera Guia que, puesto que la obra no se tradujo al valenciano por Rois de Corella hasta finales del xv, las concomitancias fraseológicas –que existen y son bien constatables– delatan tanto una datación posterior a la traducción, como quizás una intervención del propio Rois de Corella en Spill. Sin embargo, el hecho de que "Lo Cartoixà" no se tradujera hasta finales del xv, no implica necesariamente que alguien que se viera influenciado por su lectura, no reprodujera frases completas traducidas a la lengua en la que plasma dicha influencia. De un modo simplista: el hecho de que la Biblia no se tradujera al valenciano hasta el siglo xv, no quiere decir que las conversaciones sobre sus contenidos, o las reproducciones de frases de Jesús, debieran hacerse en latín o en griego. Sin ir más lejos, en el presente estudio se reproducen –en la lengua usada en este trabajo– frases de obras en inglés o francés no traducidas en la actualidad, y no por ello debiera condicionarse su datación a la futura edición traducida de las mismas.

    3. Tirando del hilo

    Además de resolver definitivamente el debate sobre la consanguinidad entre Jaume Roig y Baltasar Bou, el tratamiento de las fuentes documentales en este trabajo, aporta una notable información sobre el conjunto de la estructura de la genealogía de Roig, con especial consideración de la rama materna, esto es, la familia Pérez. Es por esa razón por la que el presente estudio, va más allá de la mera constatación de la consanguinidad con el joven Bou, profundizando, además, en el conocimiento y en la vertiente compositiva de ese entorno familiar del médico valenciano medieval. Algunas conclusiones y revelaciones, adecuadamente combinadas con otras de carácter filológico y literario, contribuirán a arrojar algo de luz a los rincones más enigmáticos de Spill, y resultará inevitable alinearse sobre la autoría de la obra.

    Ha resultado difícil resistirse a no hacerlo.

    Y es que, la biografía del médico ha sufrido en los últimos cien años un proceso de repetición continua de datos aislados y descontextualizados. De manera mimética, los autores que se han acercado a su perfil, reiteran una y otra vez las mismas fechas, la misma síntesis de los acontecimientos, la misma relación despersonalizada de hechos reflejados en los documentos conservados. En algunas ocasiones, esas biografías miméticas incorporan errores notables al confundir informaciones relativas al padre de Jaume Roig, del mismo nombre y profesión, con las que se refieren al hijo. En este sentido, el presente trabajo articula un método sencillo de identificación de uno y otro. Con el inicio del siglo xv y ante el riesgo de confusión con el hijo, coetáneo con su padre durante casi 40 años, se añadirá un (p), para indicar que la referencia es al padre.

    Hay una prueba irrefutable del olvido en el que se encuentra el estudio de la trayectoria vital de Roig: no existe ninguna monografía que verse exclusivamente sobre él. Pueden encontrase estudios biográficos sobre Ausiàs March, o sobre Joanot Martorell, pero no de Roig. La gran mayoría de los trabajos sobre el médico, se vinculan a ediciones de ­Spill, y en ellos, su biografía ocupa una parte absolutamente secundaria, pues los aspectos literarios o filológicos son los protagonistas. El resto de trabajos son artículos aislados en los que la centralidad temática bien no pivota sobre Roig –sino los Hospitales, o la Medicina–, o bien son aspectos muy específicos y desconectados de su vida –su casa, o como el caso del citado Salvà, su relación con Baltasar Bou–.

    Aunque las referencias a Spill son inevitables, el dibujo de la silueta de Roig adquiere perfiles más definidos si la obra literaria se traslada a un papel radicalmente secundario. Mediante la presente reconstrucción de su armazón familiar materno, y parte del paterno, así como con el seguimiento de su trayectoria profesional, se consigue desconectar estructuralmente a Jaume Roig de Spill, algo tan necesario, como poco o nada practicado por sus estudiosos.

    La documentación consultada y tratada –fundamentalmente de carácter sucesorio–, permite reconstruir ese armazón familiar de los Pérez. El hecho de que con ella, podamos remontarnos en varias generaciones precedentes al médico, así como la existencia de segundas nupcias en algunos de los parientes y el elevado número de consanguíneos colaterales, dibuja una familia de traza compleja, y empuja a organizarla esquemáticamente en cinco niveles generacionales: desde el bisabuelo materno de Jaume Roig –un carpintero valenciano llamado Miquel Pérez de mediados del siglo xiv–, hasta el propio Baltasar Bou, fallecido en la segunda mitad del xv.

    Ciertamente, un testamento, un inventario de bienes post mortem, o una sentencia de los organismos judiciales forales, son por sí solos, insuficientes para reconstruir la trayectoria vital de un valenciano del medievo. Sin embargo, se trata de documentos que contienen datos valiosos sobre la profesión, el patrimonio, o el círculo familiar y social. Por tanto, con esos instrumentos documentales, se ha optado por organizar la información sobre tres pivotes familiares, pertenecientes –a su vez–, a tres generaciones distintas. En primer término, la generación representada por Joan Pérez, el abuelo materno de Roig, y por Pere Roig, su abuelo paterno; en segundo lugar, la que cristaliza en su padre –el también médico Jaume Roig (p)– y su madre, Francesca Pérez, así como en el tío materno –el también llamado Joan Pérez–; por último, la generación encabezada por el propio Jaume Roig y su esposa Isabel Pellicer, así como por la madre de Baltasar Bou, la ya mencionada Úrsula Pérez –prima hermana de Roig–, y su esposo, Guerau Bou. Y ello, porque a pesar de sus connotaciones temporales, el tratamiento que en este trabajo recibe la generación, no es únicamente el hecho de haber vivido en un periodo de tiempo concreto, sino también el hecho social de la vinculación con otras personas en sentido diacrónico (sucesión dentro de una misma línea) y en sentido sincrónico (otras personas con las mismas experiencias).

    Que una parte de esas fuentes documentales se encuentren reunidas y clasificadas, ha facilitado el trabajo de reconstrucción. Cuando la familia Bou apuntaló a lo largo del siglo xv el ennoblecimiento de su linaje, no sólo agrupó y consolidó posesiones y heredades que pasarían de generación en generación por medio de alianzas matrimoniales, sino que, además, perpetuó un corpus documental familiar que ha llegado en buena medida, hasta nuestros días. Ese conjunto documental examinado en este estudio, pertenece y es gestionado por la Fundación Duque de Medinaceli de Sevilla, que aparte de en la capital andaluza, conserva archivos en la castellana Toledo y –microfilmados– en la valenciana Segorbe.

    Fue en consecuencia, Úrsula Pérez –recordamos al lector: prima hermana de Roig–, la responsable de agrupar y trasladar en el tiempo todos los protocolos notariales –en su mayoría copias autorizadas– y resto de archivos relativos a la familia Pérez cuando casó con Guerau Bou. Afortunadamente, buena parte ha podido llegar hasta el presente gracias a que se conservó por sus descendientes a medida que las alianzas matrimoniales posteriores se fueron hilvanando. Pero también, fue la prima Úrsula la conexión más cercana de Jaume Roig con su familia materna, y por los hechos que reflejan los documentos, se trató de una conexión sólida y fuerte que se proyectó a lo largo de varias décadas del siglo xv. Iniciándose desde la niñez de Úrsula cuando su padre falleció en 1415, esa conexión traspasó a la propia Úrsula y se profesó también con los hijos de ésta, esos nebots con los que Roig siempre ejerció de oncle, no únicamente con el joven Baltasar, sino también con el resto de sus hermanos.

    4. Entre lazos y nudos

    Y es que, el concepto de familia en las sociedades mediterráneas medievales, conlleva una miscelánea extensa de relaciones de tipo concéntrico, cuyos miembros articulan sus conexiones reconociendo un parentesco entre sí. Esta ensambladura se activa conforme al lazo de consanguinidad en un primer estrato, de afinidad en un segundo nivel, y de intereses comunes, sensibilidad o afectividad compartidas, a medida que el nexo se aleja de la pareja de referencia que constituía el núcleo.

    Estos vínculos, que oscilan desde el parentesco consanguíneo paterno (agnaticio) o materno, al de tipo político (afinidad), pasando por lo doméstico, o incluso la simple vecindad, se traducen –en la configuración del tejido social–, en una compleja maraña de obligaciones, deberes y compromisos, en los intervienen activamente la estima, el afecto, la amistad o el interés. Pero esa intervención de motivaciones se hace de una forma desdibujada, de una manera en la que a menudo, resulta complicado identificar el motor emocional de la acción, y hasta tal punto, que se pueden confundir los roles de esa estima, afecto, parentesco, amistad o interés. El carácter de la familia, en un sentido amplio, impreciso, complejo, interfiere de modo directo en los marcos del día a día, de la cotidianeidad, en los conflictos matrimoniales, en la gestión de los bienes, en las devociones religiosas y laicas, en el pasado común.

    Es el contexto en el que el concepto de linaje se inserta en las entrañas mismas de la sociedad, y actúa y se comporta como un factor condicionante de los actos de los hombres. Detrás de enfrentamientos, matrimonios, disputas, traiciones, lealtades y deslealtades, el linaje constituye un catalizador de las acciones. Está implantado en la sociedad, sí, pero no de toda, ni del mismo modo. Para las clases sociales más bajas, es algo que orbita a su alrededor de forma y manera que resulta tan inalcanzable como opresivo, en el sentido de dominación social. Para las clases más acomodadas, supone una carga en términos de responsabilidad, por cuanto sus decisiones se ven condicionadas por la existencia misma de pertenencia a esa estirpe. Así, de un modo gráfico y simplista, para un Centelles, un Soler o un Vilaragut de finales del siglo xiv y principios del xv, el linaje no significa lo mismo que para uno de sus escuderos, o labradores dependientes. En el primer caso, es un legado que obliga y condiciona, en el segundo, es un recurso social del que obtener provecho en aras de la propia subsistencia. Por el contrario, para las clases más modestas, pero más activas en el ámbito empresarial –germen y origen del futuro patriciado urbano–, constituye en esencia, una aspiración, una meta que alcanzar por medio de una evolución de carácter económico. En esa pretensión, el éxito en los negocios, la adquisición de patrimonio, y el cash flow que se deriva de su actividad empresarial, se ponen al completo servicio de las alianzas matrimoniales. Actúan y se mueven en lo social como lo hacen en sus empresas y negocios: recursos y maniobras, medios materiales y humanos, todo combinado, dirigido, todo supeditado a un objetivo y un fin.

    En este contexto en el que comunidad y familia ocupaban el lugar que en la actualidad ocupa el Estado y el mercado, el matrimonio, se concibe como un movimiento dentro de una estrategia familiar de conjunto, pudiendo tener un carácter hipogámico, para aligerar cuanto antes la carga, o hipergámico, dirigido a consolidar o crear vínculos económicos o políticos ventajosos. El vínculo matrimonial pues, era una operación lo suficientemente relevante como para que llevara su tiempo. Esa relevancia, se tradujo en complejidad y escenografía. Los sponsalia concretaban el acuerdo desde la óptica jurídica, la dotalicium lo completaban desde la óptica financiera Pasaba un tiempo para valorar y comprobar la fiabilidad de lo acordado y la solidez de la aportación económica. Si todo era conforme a lo esperado, las nuptiae atraían visitas de parientes y amigos, y según el poder financiero de respaldo, había exhibición de reglaos, ajuares, se contrataban músicos, y juglares. Algunos municipios medievales europeos, tuvieron que establecer límites suntuarios a la ceremonia. La Ciudad de València, fue una de ellas.

    Por su parte, los colaterales –hermanos y hermanas–, intervenían activamente en las relaciones familiares, especialmente, en los conflictos, en un contexto en el que, el hermano mayor, es más un competidor que un amigo, y donde el papel de los segundos hermanos, genera tanta frustración de expectativas, como potenciales rencillas. Otro rol destacado, es el del tío materno, que despliega toda su influencia como sustituto del eventual padre ausente.

    Las figuras jurídicas, acompañan esta visión familiar e íntima de las relaciones de confianza familiar. La figura del tutor o la del curador, según la edad del familiar a proteger, suele recaer sobre un miembro de la familia, otra figura jurídica especialmente destacada, es la del ­marmessor (albacea) testamentario, a quien se le encargan determinados cometidos y gestiones tras el fallecimiento del otorgante del testamento, y para lo que también suele designarse a algún familiar, o persona cercana. No obstante, la posibilidad de realizar el nombramiento de más de un albacea, hace que sea bien numerosos los casos en los que, entre los designados, aparece un religioso a quien se le encomiendan determinadas tareas para la preservación del alma cristiana del fallecido.

    Los intentos de conceptualizar una idea de familia medieval que resulte válida para toda Europa occidental iniciados en la década de los setenta y ochenta del siglo xx, no han resultado demasiado exitosos. Sin embargo, se han producido avances al identificar algunos componentes que, o bien tienen una naturaleza estática (se dan o no, son lo que en lenguaje coloquial se denominan características), o bien tienen una naturaleza dinámica (influyen, condicionan, o determinan). Si seguimos las pautas tradicionalmente defendidas por estos estudiosos, se desprende que, en la familia medieval, resultan fundamentales tres elementos básicos: la extensión (como factor estático, como característica), el espacio, y la ley (como factores dinámicos).

    En primer término, en lo que respecta a la extensión y composición, por cuanto que resulta obvio que se trata de un grupo familiar extenso, término que ha de leerse por oposición al de familia nuclear (matrimonio y su descendencia). La mayoría de los trabajos sobre antropología social¹¹, han puesto de manifiesto que, en los siglos centrales de la Edad Media, la familia de la Europa occidental inició el camino del progreso unilineal de la familia extensa, a la nuclear, y que este camino se concluyó en los siglos posteriores, dependiendo del país y adquiriendo matices diferenciadores territoriales de segundo nivel. En la València de la Baja Edad Media, ese camino de la familia extensa a la nuclear se inició, en efecto, a finales del siglo xv, y los testamentos, constituyen un elemento probatorio de primer orden. Así, en el presente trabajo, se podrá apreciar cómo las últimas voluntades de los valencianos de finales del xiv y principios del xv, recogen una larga nómina de familiares que son destinatarios de legados y disposiciones específicas. Esta nómina de familiares, está compuesta obviamente por descendientes y ascendientes en todos los grados, pero siempre se incluye también a los llamados parientes por afinidad, así como a los colaterales de cualquier línea, y que superan el cuarto grado e incluso van más allá. En esta concepción del grupo familiar extenso intervienen, incluso, elementos completamente extraños a la consanguinidad o afinidad matrimonial, como es el servicio doméstico. Conforme avanzan las décadas, y los testamentos se datan en las postrimerías del xv, sin embargo, esta nómina de familiares va restringiéndose poco a poco, acercándose al testador en líneas y grados.

    Además, esta idea de grupo parental extenso, suele incorporar elementos conexos a las actividades económicas que se desarrollan, hasta un punto, en el que no hay una dicotomía entre familia y actividad empresarial. Se produce de este modo una retroalimentación del grupo por cuanto el progreso en un sentido (familiar/empresarial), tiene efectos directos en el otro (empresarial/familiar), y viceversa. Resulta pues, muy complicado trazar con claridad una línea divisoria, es difícil distinguir aquello que interesa a la familia de aquello que interesa a la empresa –entendida como unidad de actividad económica, sea cual sea–, lo favorable o desfavorable afecta con igual intensidad a ambos perfiles del ser humano.

    En segundo término, esta idea de familia como grupo parental extenso, con una fuerte presencia de elementos de actividad económica, así como de componentes domésticos, responde de forma modélica tanto al espacio de producción, como al espacio de reproducción social en el que tiene lugar. En la década de los noventa del siglo xx, Guerrau-Jalabert¹² articuló una concepción teórica del sistema parental medieval conforme al cual, el espacio constituye un componente condicionante en la conformación del grupo familiar. Básicamente, la estudiosa plantea que las relaciones familiares se someten a las sociales por razón del territorio en el que se localizan. En términos expresivamente sencillos: si, por ejemplo, el abuelo materno de Jaume Roig vivió y murió en la València del último cuarto del siglo xiv, lo que allí sucedía y cómo sucedía acaba por condicionar y afectar a la conformación de su grupo familiar. Más recientemente y sobre esa misma idea del espacio como circunstancia que determina el modo en el modelo familiar, Solórzano Telechea¹³ añade algo más. Conviene a juicio de este autor, distinguir el espacio de producción (marco urbano, marco rural) del espacio de reproducción (marco social).

    Aplicando este marco teórico-conceptual a la realidad concreta de la rama materna de Jaume Roig, originarios del sector maderero, el espacio de producción, se concreta y localiza en una València en plena expansión urbanística generadora de notables necesidades de materia prima maderera. En consecuencia, esa circunstancia incide directamente sobre la familia del fuster: La actividad empresarial principal de la familia experimenta un despegue que se traduce en un aumento del potencial económico y, en consecuencia, termina por implicar de algún modo a varios miembros del grupo, que encuentran en dicha actividad un ámbito no sólo de supervivencia, sino de crecimiento y expansión por razón del espacio.

    Pero la València de esos momentos históricos también se caracteriza –al igual que sucede en otros territorios europeos y peninsulares–, por una fractura social representada por los bandos. Se trata de una genuina guerra entre poderosas familias valencianas –y cuyo máximo exponente, por notoria, fue la habida entre los Centelles, y los Vilaragut–. En esa guerra de bandos, una de las familias enfrentadas, se rodeaba de partidarios, establecía alianzas, conformaba, en definitiva, un bando, con la única finalidad de combatir a sus enemigos y detractores y ejercer de este modo su pretendida superioridad social y política. La otra parte, obviamente, haría exactamente, lo mismo. Combates impunes en las calles, escaramuzas nocturnas, robos, daños a la propiedad, lesiones, heridos, mutilados y por supuesto, muertos. Los archivos valencianos están repletos de información sobre acontecimientos de carácter violento directamente causados por esa tipología de enfrentamientos¹⁴. Y ante ello: o bien la impotencia de unos poderes públicos que se muestran incapaces de hacer frente a un fenómeno que les resulta imposible de atajar, o bien un poder municipal que coyunturalmente, se muestra parcial ante una u otra de las partes en conflicto. Las estrategias familiares, las alianzas, las amistades, todo ello se articula en ese medio violento y amenazador, inseguro, agresivo, dividido. Ese es el contexto, ese es espacio de reproducción del grupo familiar en la València de Jaume Roig. Por tanto, una comunidad familiar amplia y con vínculos de base sólida con trazos identitarios comunes (como, por ejemplo, la actividad económica), representa una ventaja frente al colectivo familiar reducido característico de la familia nuclear, que, en ese concreto espacio de reproducción, adquiere una configuración vulnerable, deficiente y abocado a integrase en un colectivo mayor. La supervivencia del grupo familiar (entendida en términos de superación temporal), pasa pues por articularse de una manera que le permita adaptarse a la realidad del medio en el que se desarrolla, del espacio que ocupa.

    Y en tercer y último lugar, la influencia de otro elemento condicionante en la familia como es el ordenamiento jurídico (configurador de algunos de sus componentes clave, como es el caso del matrimonio y del patrimonio, y ya señalado), tiene una función activa como componente articulador. En los siglos centrales de la Edad Media, y más si cabe, en la denominada Baja Edad Media, Europa presenta una diversidad reguladora civil que articula una pléyade de posibles variantes según los territorios, y que empujan o frenan determinadas variedades de estructuras y funciones familiares.

    En el caso valenciano –aunque también en muchos otros de la Europa mediterránea medieval– y desde esta óptica legal, esa idea de familia extensa se traduce en el instrumento jurídico testamentario en forma de legados, la mayoría de ellos, condicionados a un uso específico: cubrir los gastos del vestit de dol. Con ello, el testador diseña un escenario para su sepelio en que los personajes de duelo muestran su apego, su cercanía, su familiaridad con el protagonista de la escena. Consecuentemente, tanto desde la perspectiva estética como de la conceptual, el número de ellos importa.

    Sin embargo, el heredero (hereu) es uno: el hijo varón, y sólo si éste no existe, la mayor de las féminas. Plenamente consolidada la estructura agnaticia y unilineal de la familia, y superada ya desde hace dos siglos la concepción cognaticia y bilineal en la que el linaje de ambos progenitores gozaba de resortes jurídicos de protección, el hijo varón primogénito se convierte en un sujeto de derechos y obligaciones legales, y se superpone al resto de los hermanos¹⁵. Es, además, continuador de la actividad económica, y sólo con la desaparición del pater familias, se convierte en la nueva cabeza del grupo, en el nuevo centro de mando familiar. Heredará el inmueble que constituye la residencia (alberch), así como los activos financieros principales (en el caso valenciano, los censals), y en la mayoría de las ocasiones, los elementos que constituyen el balance empresarial, y esto incluye tanto su activo (bienes y derechos de producción), como su pasivo (deudas y obligaciones).

    Pero el heredero hace suyo también el activo inmaterial del padre desaparecido. Hasta el mismo momento de su muerte, el cabeza de familia dirige y toma las decisiones del grupo familiar, y entre esas decisiones, tienen especial protagonismo las que influyen directamente sobre la estrategia que debe seguir la familia. Sin estrategia familiar sólo queda el ocaso o la absorción. Como se verá más adelante, en el campo de batalla estratégico, los recursos fundamentales son dos: la rentabilidad de los activos materiales (patrimonio) y el cuadro de alianzas (matrimonio). Para el caso valenciano, por ejemplo, aunque centrado en el mundo rural, Antoni Furió subraya desde hace años la necesidad de relacionar íntimamente la familia medieval con los factores de propiedad y trabajo¹⁶.

    Notas al capítulo

    1 Los números de versos, se refieren al Manuscrito Vat. Lat. 4806 de la Biblioteca Vaticana.

    2 Roc

    Chabàs,

    en op. cit.; Alfred

    Morel-Fatio:

    "Rapport sur une mission philologique à Valence suivi dune étude sur le Livre des Femmes, poème du XV siècle"; Antonia

    Carré:

    "El manuscrit únic de Spill de Jaume Roig". Boletín de la Real Academia de las Buenas Letras de Barcelona n.º XLIV Barcelona, 1995; y Josep

    Almiñana i Vallés

    , en op. cit.

    3 Jaime J.

    Chiner Gimeno:

    "Del testamento e Inventario de bienes de Jaume Roig al autor del manuscrito del "Spill". Documentos y nuevas hipótesis". Boletín de la Real Academia de las Buenas Letras de Barcelona n.º XLIV Barcelona 1995. Este autor se inclina por señalar a otro hijo de Roig como implicado: Gaspar Jeroni Roig. Se trata de un interesante artículo sobre comparación de caligrafías, en las que se exponen la de Jaume Roig, y las de dos de sus hijos (Jaume Honorat y Gaspar Jeroni).

    4 "Ficció i Realitat a Spill. Una perspectiva fraseològica i documental". Publicacions de la Universitat de València –PUV– València. 2010.

    5 "Ficció i Realitat a Spill. Una perspectiva fraseològica i documental". pp. 216 y 217.

    6 ARV Mestre Racional n.º 11. Cuentas de Administración de la Bailía General f.268v (1393), en ese año, el corsario gallego Juan de Ibarra trajo hasta València 5 esclavos canarios. Citado por Francisco Javier

    Marzal Palacios:

    "La Esclavitud en Valencia durante la Baja Edad Media (1375-1425)". Universitat de València. Serveis de Publicacions. 2006. Tesis Doctoral dirigida por Paulino Iradiel y Manuel Ruzafa.

    7 ARV Protocolos n.º 2406. Vicent Saera, 21 de febrero de 1404, aparece una Caterina "de génere Canariorum; ARV Justícia Criminal n.º 16 Cédules Mano 8.ª, de 7 de agosto de 1402, Caterina de linyatge de canaris"; ARV Protocolos n.º 2414. Vicent Saera, de 12 de enero de 1413, Bonanant Prats, un agricultor de València, vende su esclavo canario Joan a un mercader andaluz; ARV Protocolos n.º 2991 Joan Amalrich, de 30 de marzo de 1409, un esclavo canario de 35 años llamado Yago es objeto de compraventa; Citados también por

    Marzal Palacios

    , vid. Nota anterior.

    8 Señala

    Guia

    , que la alquimia es objeto de crítica sólo cuando la ciencia moderna nace con el Renacimiento. "Ficció i Realitat a Spill. Una perspectiva fraseològica i documental". p. 216.

    9 Citado tanto por

    Chabàs

    (p. 422-423) como por

    Almiñana i Vallés

    (Op. cit. p. 917). Concretamente el primero señala sobre este curioso episodio que "Sólo conocemos el nombramiento de Jaume Roig, menor de dies, en el Archivo del Real Palacio, Comunes de Doña María, libro 4.º, leg. 1.º ¡Lástima que no se encuentre también este interesante pleito y conoceríamos el dictamen de Roig!".

    10 "Epistolari de la Vlència Medieval", Agustín

    Rubio Vela

    , Institut Interuniversitari de Filología Valnciana, Publicacions de l’Abadia de Montserrat , València/Barcelona, 2003, p. 77. Se trata de una Lletra Misiva que da cuenta de un episodio acaecido en 1401 con un alquimista en prisión. Para más detalle sobre la Alquimia en la València bajomedieval, "Mirades sobre lalquímia a la València baixmedieval. Un procés judicial sobre la producción de lor potable (1440-1445)", de Carmel

    Ferragud,

    José Ramón

    Bertomeu Sánchez

    , Institut d’Història de la Medicina i de la Ciència «López Piñero» Universitat de València. AFERS, 82 (2015), pp. 421-446.

    11 Son autores fundamentalmente de las décadas ochenta y noventa del siglo

    xx

    , en las que se llevó a cabo una notable producción de estudios sobre la familia medieval en la Europa occidental. A modo meramente enunciativo: David

    Herlihy

    , Michael

    Sheeman

    , Jacques

    Heers

    , o Carol

    Neel

    .

    12 Anita

    Guerrau-Jalabert:

    "El sistema de parentesco medieval: sus formas (real/espiritual) y su dependencia con respecto a la organización del espacio", en Reyna

    Pastor:

    "Relaciones de poder, de producción y parentesco en la Edad Media y Moderna". Biblioteca de Historia. Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). 1990.

    13 Jesús S

    olórzano Telechea:

    "Santander en la Edad Media: parentesco y poder". Universidad de Cantabria. Santander, 2002.

    14 Trabajo de referencia obligada es Rafael

    Narbona Vizcaíno:

    "Valencia, municipio medieval. Poder político y luchas ciudadanas. 1239-1418. Ajuntament de València Colección Minor. València. 1995; del mismo autor, Malhechores, Violencia y Justicia Ciudadana en la Valencia Bajomedieval" Ajuntament de València. València, 1990.

    15 David

    Herlihy:

    "The Making of the Medieval Family: Symetry, Structure and Sentiment", en Carol

    Neel

    (ed.), "Medieval Families. Perspectives on Marriage, Household and Childre". The Medieval Academy of America. University of Toronto Press, 2004.

    16 A modo de ejemplo, y entre otros trabajos de

    Furió

    , "Tierra, familia y transmisión de la propiedad en el País Valenciano durante la Baja Edad Media" en Reyna

    Pastor:

    "Relaciones de poder, de producción y parentesco en la Edad Media y Moderna". Biblioteca de Historia. Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), 1990. pp. 305 y ss. El mismo enfoque se puede encontrar para otros territorios europeos, no se trata de enumerarlos, sino tan sólo de apuntar su existencia; a modo de ejemplo, y para las ciudades del norte de Europa (Leiben y Colonia), Martha C.

    Howell:

    "Women, production and patriarchy in Late medieval Cities". The University of Chicago Press. 1986, p. 27 y ss.

    PARTE PRIMERA (1395-1419)

    GÉNESIS GENÉTICA GENETICUM

    CAPÍTULO II

    Más madera

    1. El paraíso de Gepetto

    En el último cuarto del siglo xiv, la Ciudad de València, Cap i Casal de su Reino, había dado pasos significativos hacia un nuevo paradigma urbanístico. Como consecuencia de la ampliación del perímetro configurado por el nuevo muro defensivo, la Ciudad integró los barrios y arrabales que se habían formado bajo la dominación islámica y que habían crecido tras la conquista cristiana. Así, Roters, Russafa o la Morería, pasaban a estar intramuros, al igual que un vasto territorio hacia el sur –hasta el Convent de Sant Agustí–, zona que se urbanizaría posteriormente y cuya extensión provocó que la ciudad, prácticamente, triplicara su tamaño. Junto a ese cambio de rumbo urbano, una creciente preocupación por la belleza, la majestuosidad y la renovación de las edificaciones, invadió las políticas urbanísticas de los poderes públicos locales. Esta inquietud, cristalizaría –en el campo conceptual–, en el "Regiment de la cosa pública de Eximenis, y –en lo sustancial–, en la contratación y consagración del Maestro Joan del Poyo, artífice de las grandes obras municipales de principios del siglo xv (un dels pus abtes, singulars e famosos mestres que sien de sa art o ofici en aquest Regne"), así como todos los que le siguieron (Antoni Dalmau, Pere Compte, etc.).

    Como consecuencia de ello, los sectores productivos vinculados a la construcción, experimentaron un importante despegue, destacando, en especial, dos subsectores fuertemente interrelacionados: las actividades productivas y manufactureras vinculadas a la piedra, y las vinculadas a la madera. Esta última, resultaba ser una materia prima fundamental tanto para las estructuras constructivas, como para la implementación y finalización de las mismas, algo similar a lo que sucede en la actualidad con el hierro o el acero en la construcción. Andamios, vigas, voladizos, artesonados, puertas y portones, embarcaciones o puentes, y todo financiado con importantes sumas de dinero procedentes tanto del sector público, como del privado y que exigió una fuerte especialización. El nuevo muro, las nuevas puertas de la Ciudad, el nuevo edificio del gobierno, el Almodí, el Pont de Fusta del Temple, decenas de nuevos alberchs (edificaciones residenciales) configurando y ampliando la Parroquia de Sant Joan al sur del Mercat, el Grau, nuevas infraestructuras de comunicación vial, el Hospital dels Innocents, ensanchamiento de calles, remodelación de fachadas… Entre el último tramo del siglo xiv y la primera mitad del xv, la Ciudad de València se asentaría sobre un nuevo entramado urbanístico que permanecería inalterable en sus

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