1 Había una vez una Cebolla a la que no le duraban nada las parejas. Y no lo entendía. Tenía buen tamaño, era perfectamente redonda y su piel era fina y brillante como la seda, a medio camino entre el morado y el rosa.
¿Qué problema tenían los demás con ella? ¿Sería envidia ante sus virtudes? ¿O tal vez sabían que no estaban a su altura y se sentían poca cosa a su lado?
Todo esto pensaba la Cebolla que, mientras paseaba rodando por el huerto, se dio cuenta de algo más. Todas las hortalizas con las que había salido acababan llorando. Luego, la abandonaban.
Siempre había oído decir que las cebollas hacen llorar a los humanos, pero no entendía por qué sus compañeros de terruño también derramaban lágrimas en su compañía.
2 Decidida a salir de dudas, fue a consultar a la hortaliza más sabia del lugar: una Calabaza grande y vieja que llevaba un año creciendo al sol en los límites del huerto. De ella se decía que todo lo veía y entendía, así que la Cebolla se acercó rodando para explicarle su caso:
—Dime, Calabaza, ¿cómo puede ser que una Cebolla tan brillante como yo haga llorar a todos sus compañeros? Tras pensarlo unos instantes, la Calabaza finalmente le dijo:
—Justamente es esta piel de la que estás tan orgullosa la que les hace llorar, pues se trataamar. Quien ama de verdad no es orgulloso y quien pierde el Orgullo gana la Humildad.