levo varias semanas leyendo tonterías sin fin sobre y lo indignados que están algunos. Bueno, lo cierto es que las redes sólo sirven para eso: para dejar claro que nos molesta todo. Ahora porque, oh, un videojuego no es fiel a la realidad. "Con la de samuráis que hubo, ¿van y cogen al único samurái y Miguel de ?), llevara los colores de la bandera de España (como el equipo de quidditch de )o fuera un referente del flamenco (Mr. Flamenco, de ). Y, por supuesto, todo el mundo sabe que el norte de España es como lo pinta . ¡A ver si no cómo! Tampoco me quiero olvidar de Marcela Macarena Vázquez, líder del escuadrón Espada en , a la que el estallido de un conflicto la pilla con traje de volantes y flor en la cabeza. ¿Porque qué español "de verdad" no pisa todos los años la feria de Sevilla? Es por eso, en primer lugar, que mis risas vienen porque estamos hablando de un juego, de una obra de ficción que puede coger un hecho histórico y retorcerlo como le dé la gana. Libertad creativa lo llaman. Como si, en lugar de a Yasuke, me ponen a un alienígena o a un yorkshire bípedo con traje de samurái. Es que me daría igual si su propuesta es divertida, que es lo que importa. En el caso concreto de , hablamos de una saga que utiliza un contexto histórico como base, pero no pretende ser un manual de historia riguroso, porque, probablemente, no lo jugaría ni Blas. En este sentido, lo más que hacen es meter el modo Descubrimiento, en el que aportan datos históricos de lugares, objetos, personas… Pero más como extra que como núcleo del juego. Si nos ponemos "pichis", tampoco vi tanto ruido cuando salió en PS2, en el que manejábamos a un samurái que sajaba vaqueros en el Oeste, o el opuesto de PlayStation, con un vaquero rubiales tiroteando a japoneses.
