el teléfono…!», dice riendo el artesano mexicano Andrés Anza. Hace unos meses, estando en su estudio en Ciudad de México, recibió una llamada del equipo de la Fundación Loewe anunciándole que había sido seleccionado como uno de los 30 finalistas del Loewe Craft Prize, el prestigioso premio de artesanía que la casa española lleva celebrando desde 2016. «El número era raro y, cuando finalmente lo cogí, me dijo que me llamaba de Loewe (pronuncia correctamente la palabra), pero no sabía qué era. Yo siempre lo había dicho ‘Loeue’, así que no entendía a qué se refería y estuve a punto de colgar». Esa llamada suponía que había sido seleccionado de entre 3.900 artistas artesanos de todo el mundo. Además, era el un tótem de barro con espinas tallado a mano.
