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«Hay un objeto que, desde que me incorporé a la firma, siempre me ha llamado la atención, porque siento que simboliza todo lo que Loewe debe significar. Está hecho a mano, es artesanal y tiene sentido del humor... Se trata de una caja de cuero con un pequeño ratón». De esta forma nos descubre Jonathan Anderson (Magherafelt, 1984), su Director Creativo desde hace una década, su pieza favorita de la maravillosa exposición (comisariada por el diseñador norirlandés), celebrada en el prestigioso Centro de Exposiciones de Shanghái, con y la artesanía traspasa fronteras. Una muestra diseñada en colaboración con OMA (el estudio de investigación y diseño responsable de algunos de los edificios más innovadores del siglo XXI), que supone un fascinante recorrido, al estilo viaje en el tiempo, que comienza en 1846 –año en que fuera fundada en Madrid como un colectivo de artesanos de la piel–, y que acaba en lo que es a día de hoy, una de las etiquetas más exclusivas e importantes del mundo. «Cuando llegué a Loewe pensé que el lujo estaba muerto, y por eso mi objetivo fue el de construir una marca cultural. La firma ha pasado por diferentes etapas y creo que cuando me uní a ella se había perdido un poco el rumbo de quién era el cliente y a quién hablábamos. Por eso me centré en ese objetivo, y siento que, en este momento, en la casa se ha instaurado un equilibrio perfecto entre España, mis ideas, la artesanía, la propia marca, la cultura pop, el arte, la fundación... Todo fluye y no sólo se centra en la lujo».