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e intereso por lo antiguo desde que tengo memoria. Mirar al pasado nos hace reflexionar sobre algunas muy malas decisiones que se toman en el presente», dice quien ausculta el ayer para entender el hoy e interpelarse por el mañana. Ese uso de razón nació en Mary Beard (Much Wenlock, Shropshire, 1955) con cinco años, cuando vio por vez primera los mármoles de Elgin, el nombre con el que se conoce una extensa colección de piezas procedentes del Partenón de Atenas expuesta en el Museo Británico. Si hoy nos planteamos la historia con otra perspectiva es, en parte, gracias a ella. Cada uno de sus textos tiene una dosis perfecta de todo: de desparpajo, de rebeldía, de erudición y de intimidad. Hoy, la más reputada especialista y divulgadora del mundo clásico hace documentales y series, sale en televisión, la llaman los políticos, le piden autógrafos en la calle en las redes sociales –estos incluso acaban pidiéndole perdón y recibiendo de ella una carta de recomendación laboral–. Está en Madrid para presentar su último ensayo, (Crítica). Un ameno recorrido por los reinados de los casi 30 emperadores que se sucedieron entre Julio César y Alejandro Severo. Pero el estudio no es individual, sino de los entresijos de un sistema autocrático que más o menos permaneció estable durante casi tres siglos.