![f035-01.jpg](https://article-imgs.scribdassets.com/68krva1nlsclnu83/images/fileORU98R4K.jpg)
EL SIGNO
![f034-01.jpg](https://article-imgs.scribdassets.com/68krva1nlsclnu83/images/fileN7R37V2C.jpg)
ue hace unas semanas cuando la diseñadora neoyorquina Taylor Migliazzo Simon se hizo viral en Tik Tok por. Esa paradoja decorativa consistiría en que añadir algo de ese color en un espacio, aunque no combine para nada en él, ayudaría a que éste eleve su imagen. No hay que complicarse: basta con una lámpara, una escultura, un cuadro o un par de cojines. Aunque su vídeo generó cientos de miles de "me gusta" y fue emulada por centenares de decoinfluencers, su reflexión, como muchos de los supuestos descubrimientos que pululan hoy en redes, no es nada nuevo. Porque, además de su inevitable nexo con la pasión, la sangre, el peligro o la belleza, el rojo siempre ha estado ahí como signo de alerta. Tiñe las primeras pinturas rupestres hechas por el hombre, ha sido una constante en el arte y la pintura y cineastas como Hitchcock, Kubrick o Almodóvar lo hicieron su fetiche. En el interiorismo, por supuesto, maestros como Mariano Fortuny, Le Corbusier, los Eames, Florence Knoll o Pascua Ortega, nunca le tuvieron miedo. Decía Goethe que “cuando dejamos a los niños que jueguen con los colores, no olvidarán jamás el rojo”. Tik Tok le ha dado la razón.