lla es y muy “normal”. Desde hace 16 años podemos verla, todos los días, con sólo prender el televisor. Ahí está Galilea, siempre derrochando alegría y buena vibra. Asíes en persona, ni más ni menos. A lo largo de estos años hemos visto una evolución en su estilo y en su madurez –aunque ella asegura que por dentro es como una niña inquieta que no para–. Le hemos visto galanes, la vimos casarse en una magnífica boda en Acapulco con el empresario Fernando Reina, en 2011; convertirse en madre de Mateo, en 2012, y tras once años de matrimonio, la vimos derramar muchas lágrimas en televisión nacional, en marzo de 2023, al anunciar su separación en el programa que es como su segunda casa, . Galilea, quien no imagina su vida fuera de los foros de televisión, es una mujer de la que, aparentemente, sabemos casi todo. Una mujer divertida y bastante alivianada. Todo indica que no se le han subido a la cabeza los más de 10 millones de seguidores que tiene en Instagram y, por el contrario, Gali, como le dicen sus más cercanos, emana naturalidad y franqueza, es cómodo estar junto a
