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n rugido de leona. Fue un bramido adolescente que escondía una promesa: «A mí esa no me gana». En aquel momento, Ana Peleteiro (Ribeira, La Coruña, 1995) no destacaba en la especialidad de triple salto. «Era bastante penosa», recuerda la atleta olímpica. Pero aquella compañera de entrenamientos, que nunca le había superado en nada, hizo mejor marca y consiguió plaza para el campeonato de España. Ana tuvo que verlo desde casa. Y el gruñido le brotó de las entrañas. No iba dirigido a aquella chica, más bien a sus propias piernas con un «tenéis que despertar». Al año siguiente, en 2010, fue ella la que acudió a la competición nacional. Quedó primera. «Me demostré que podía conseguir todo lo que me propusiera», dice, y así arrancó su colección de medallas, batiendo incluso el récord de España dos veces, ambos establecidos por ella. Su piel también comenzó a albergar los valores que le ardían en su pecho. Se tatuó una leona en el antebrazo y, sólo unos centímetros por encima, se grabó en inglés En su mano derecha, y y lleva muchos más, todos con un significado personal. Con un carisma que hipnotiza y una desenvoltura inteligente, busca incansable los retos. de Glasgow. Porque no hay imposibles para las personas que pelean. Y eso saltará Ana para triunfar en la Ciudad de la Luz.