lguna vez hemos hablado aquí de que no es solo una figura cimera de la celebridad sino un tema siempre vende, bien sea porque ella misma se pone a la faena, o bien porque otros la aluden. Lo último, un anuncio de gafas, en redes sociales, que la avala como influencer, aunque ella no quiera probar carrera por ahí. No tiene los millones de seguidores de otras influencers, pero eso da igual, porque la influencia no es solo llegar a las multitudes sino tener prestigio. Y en el prestigio del escaparatismo, zona elegancia, ella tiene una cátedra, y desde siempre ha disfrutado de seguidores o seguidoras, o sea, clientela. Las firmas comerciales buscan famosos que se les parezcan, lo que exige una afinidad entre la marca a promocionar y la persona escogida al respecto. La “socialité” siempre publicitó bien baldosas de lujo, bombones de maravilla o gafas chulas, como ahora mismo. Quiero decir que se le han acercado, desde hace años, las marcas de productos que trabajan la distinción. Como Preysler misma, ahora influencer por un rato.
Yo opino
May 15, 2024
1 minuto
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