En el corazón de Sibiu se alzaban con solemnidad las misteriosas "casas con ojos", un enigma arquitectónico que intrigaba a propios y extraños. Si se observaban con atención, podían distinguirse tanto en la plaza Mayor como en la plaza Pequeña, y en varios edificios a lo largo y ancho de la ciudad. Eran testigos silenciosos de los eventos que habían marcado los siglos XVII y XVIII.
En una tierra donde que en Sibiu, aunque ni nació en esta ciudad ni pasó por ella, surgieran leyendas con tintes vampíricos. Se contaba sobre esas pequeñas ventanas que parecían observar con atención el ajetreo de la calle. Se decía que aquellos que se detenían frente a ellas podían sentir cómo los ojos grababan en sus almas los secretos más profundos de la ciudad.