CADA VEZ QUE VOY A ROMA, ME SORPRENDE VER LOS MUCHOS GATOS QUE HAY POR LAS CALLES, COMO SUCEDE TAMBIÉN EN ATE-NAS. Bueno, allí creo que ya hay demasiados. Es curioso tanto gato suelto en las ciudades donde nació nuestra civilización, porque los gatos no son nativos de Europa (aunque lo parezca, tampoco de Instagram), sino que se trajeron por los fenicios desde Levante y Egipto, hace unos 3.000 años.
En el yacimiento arqueológico Gadir, visitable en Cádiz, se conserva el esqueleto más antiguo de un gato hallado en España, en una calle de la antigua ciudad fenicia, a unos cuantos metros debajo del suelo actual. Si visitas el yacimiento, la guía te indicará los huesecillos de ese primer felino, no sabemos si importado como mascota, o como anti-ratones en la bodega de un barco de los que vinieron de Oriente y fundaron Cádiz hace más de 3.000 años. El caso es que ese gato es de hace unos 2.800 años, que no es poco, y es, de momento, el tatarabuelo de todos los que deambulan