«Te lo digo como amigo, así que por favor no te lo tomes a mal, pero quiero que cierres la p boca. No es por mi bien, sino por el tuyo». Así arranca Cá llate. El poder de mantener la boca cerrada en un mundo de ruido incesante (Ed. Capitá n Swing), un libro en el que el escritor y guionista estadounidense Dan Lyons asegura que los que saben guardar silencio son los que realmente tienen el poder. Y lo demuestra.
«El mundo está lleno de charlatanes, escribe Lyons. Nos los cruzamos constantemente. Son esa plaga de la oficina que nos destroza los lunes relatando cada acto completamente irrelevante de su fin de semana. Es ese imbé cil inconsciente que no deja hablar a nadie en una cena, mientras los demá s fantasean con echarle cicuta en su copa de pinot noir. Es el vecino que llega sin invitación y se pasa una hora contá ndote historias que ya has oí do, el sabelotodo arrogante que interrumpe a sus colegas en las reuniones o el director general cuyo imprudente tuit hace que le acusen de fraude bursá til».
Menos verborrea
Explica Dan que, tras comprobar que é l mismo era un conversador compulsivo y que aquello estaba perjudicando su trabajo y su relació n con los demá s, decidió poner manos a la obra y desintoxicarse de su verborrea. «El problema no es solo que hablo demasiado, es que nunca he podido resistirme a soltar cosas inapropiadas ni a guardarme mis opiniones».
Para buscar respuestas quiso tigar y descubrió que ya en 1993 dos profesores de. Un trastorno, el de dar la brasa con tu opinió n a todo el que se te cruza en la vida, que aquellos expertos calificaban como adicció n. Incluso habí an creado una escala para identificar a las personas que padecí an ese trastorno. Dan hizo el test y ¡eureka!: era ‘narcisista conversacional’ de manual, según el resultado.