¿Cómo es un día en la vida de Pablo Gil?
Intenso y pasional. Tomo un café expreso y pongo música, algo muy tranquilo como jazz, que me fascina. Luego, tomo mis cosas y me voy a Metta Running House. Ahí, suelo tener activaciones con equipos, eventos, recepción de inventario. En fin, mis días suelen ser muy variados, pero eso sí, corro todos los días. Cuando abrimos Metta tuve una época en la que le bajé al ritmo, pero como en todo periodo de adaptación, encontré el equilibrio y regresé a correr por y para mí, a mi ritmo, a mi tiempo, y en la misma medida, a hacerlo con los demás corredores.
¿Qué música escuchas en un día habitual?
Siempre he creído que la música da vida, por eso es tan importante como el mood con el que amaneces. Casi siempre amanezco con jazz y, en ocasiones, cuando es jueves o viernes, trato de que la música sea más movida. Conforme va avanzando el día puedes ir subiendo los beats.
¿Qué valor encuentras en escuchar con calidad?
Desde chico escuchaba música en todos lados, para eso estaban las grabadoras o aquellos sistemas de audio enormes, caros y que necesitaban de una instalación compleja para que realmente funcionaran.