Su rostro afilado y su voz rota le han hecho encajar como un guante en el perfil del villano. Se le da bien mirar con odio, pero lo terrible de sus personajes contrasta con la ternura de su personalidad: anárquica, irónica, juguetona y melancólica… de gallego profesional. En Pájaros, de Pau Durà, sin embargo, más que acojonar, su personaje tartamudo y frágil, un hombre con un secreto, o muchos, acongoja al espectador. Un registro en el que no conocíamos a Luis Zahera (Santiago de Compostela, 1966) y que resquebraja el cliché del tipo abyecto –policía, político, asesino o narco– para ofrecernos una muestra de sus infinitas posibilidades.
¿Es la primera vez que hace de tartamudo?
Sí, tiene que haber una primera vez para todo, ¿no?, pero es un tartamudo muy leve y me inspiré en un chaval de mi infancia, del barrio. Yo que siempre juego a malos o terribles estoy muy contento de que Pau Durà me diera esta oportunidad de hacer un personaje dulce, de un arrepentido, de un penitente, de un hombre que lleva la culpa sobre sus hombros… Y a eso he jugado.