as brujas de nuestros cuentos infantiles han sido, tradicionalmente, mujeres carentes de belleza, con rasgos comunes que hacían que sus imágenes fueran más terroríficas. Verrugas, narices largas y ganchudas, vello facial y una voz estridente completaban gráficamente un cuadro psicológico que buscaba transmitir su maldad y perversión. Esta condición de ausencia de belleza, de búsqueda de un patrón físico que nos ayude a identificar al villano por sus características físicas, es muy común en la ficción. Los troles, hechiceros, lobos feroces, genios o demonios tienen como característica un físico poco agraciado y amenazante: espaldas encorvadas, dientes prominentes y malformaciones físicas son algunas de sus peculiaridades. El pensamiento de que podemos identificar a las personas delincuentes o potencialmente agresivas o dañinas por su
CESARE LOMBROSO Y EL HOMBRE DELINCUENTE, PENSAMIENTOS DEL SIGLO XIX
Mar 21, 2024
4 minutos
Estás leyendo una previsualización, suscríbete para leer más.
Comienza tus 30 días gratuitos