JUNIO DE 1960, NUEVA YORK,West 9th Street, Greenwich Village. Pintada de negro brillante, la fachada burguesa del club The Lion está iluminada por dos farolillos de carruaje y un atril de cristal que sostiene el menú. Una encantadora y frágil muchacha de Brooklyn con ojos saltones como Cleopatra y melena revuelta –Amy Winehouse antes de tiempo– empuja la puerta. Aún se llama Barbara y apenas tiene 18 años. Su increíble aspecto –chaqueta de plástico roja y plateada, larga blusa isabelina metida dentro de un mono, gran gorra de maquinista de locomotora– llamó la atención del director, que la hizo colocarse junto al piano negro del escenario. Apenas cantó dos versos de el director exclamó: «¡Esta chica es increíble!». La contrataron por 50 dólares a la semana. Barbra afirma que sólo después de algunas noches se dio cuenta de que The Lion era
QUEEN BARBRA
Feb 20, 2024
5 minutos
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