Con 120 peloteras, 25 extranjeras y 95 mexicanas, distribuidas en seis equipos el 25 de enero último arrancó la Liga Mexicana de Softbol (LMS), el nuevo circuito profesional de deporte femenil en México que, según sus creadores, promete reivindicar a las mujeres que sólo han jugado en el amateurismo. Sin embargo, nació como un apéndice de la Liga Mexicana de Beisbol (LMB) que se olvidó de dignif icar el trabajo de las beisbolistas al no tomar en cuenta su talento y logros como seleccionadas nacionales.
El 20 de septiembre de 2023, Horacio de la Vega, presidente de la LMB, informó que la creación de la LMS obedece a “una deuda con las mujeres mexicanas” y a un compromiso con las más de 11 mil afiliadas a la Federación Mexicana de Softbol (FMS). La liga pretende ser el semillero de la selección que buscará llegar a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028. El representativo de softbol que asistió a Tokyo 2020 estuvo conformado por 16 jugadoras mexicoamericanas y sólo una nacida en territorio nacional.
Al ser cuestionado sobre por qué crearon una liga softbol en lugar de una de beisbol dijo que “no hay suficientes mujeres en México que lo practiquen”, por lo tanto, no era viable. Según información de la Federación Mexicana de Beisbol, en el país hay alrededor de mil 200 beisbolistas de todas las edades.
En México cuando las niñas cumplen 12 años son obligadas a dejar el beisbol porque en los equipos mixtos infantiles donde iniciaron —no existen los femeniles— ya no las aceptan. El softbol se convierte entonces en su única opción para continuar en los diamantes. Algunas de esas mujeres que practican ambos deportes son quienes integran los rosters de la primera