SUSPENDID A DE UNA CUERD A A UNOS 12 METR OS DE ALTUR A, entre un laberinto de frondosas ramas de árboles, miré hacia abajo y cuestioné mi cordura cuando le pedí a dos hombres que me subieran al dosel arbóreo. Uno de ellos, el fotógrafo Tim Laman, había amarrado una cuerda a una flecha que después lanzó a una rama en las alturas. Después, él y su asistente armaron un sistema de poleas para subirme hasta un punto que pocos humanos tienen oportunidad de visitar.
El objetivo de esta aventura era llegar a una horcadura en un árbol de 45 metros de altura del género Shorea, el cual incluye algunos de los árboles más altos del mundo, un punto ideal para ver una de las últimas selvas tropicales bajas intactas que quedan en el sureste asiático. Ubicado justo al sur del ecuador, el Parque Nacional Gunung Palung es una zona protegida de 1080 kilómetros cuadrados que comprende las montañas Palung y Panti en la zona indonesia de Borneo. (Esta isla está dividida entre tres naciones: Indonesia, Malasia y Brunéi). En 1937 se designó una zona en torno al monte Palung como reserva natural; en el curso de varios años se expandieron sus fronteras y en 1990 el gobierno de Indonesia la designó como parque natural. Hoy abarca nueve tipos de bosques, uno sobre el otro, en una serie de laderas escarpadas: empieza con manglares y asciende hasta convertirse en turbera y bosque nuboso.
La escalada fue dolorosamente lenta, nada que ver con la de otros primates a los que había visto trepar entre el dosel arbóreo como si nada. Me dolían los brazos, tenía manchado el calcetín izquierdo con sangre por una mordedura de sanguijuela y estaba marinada en sudor.
Sin embargo, valdría la pena