Su propia empresa despide al CEO y lo echa por la puerta. Poco después, Microsoft lo contrata, pero al final el CEO vuelve a su compañía: en pocos días, el desarrollador de ChatGPT, OpenAI, se convirtió en un auténtico manicomio debido a una disputa extremadamente extraña, en la que estaba involucrado parte del personal de la compañía. En un principio, se informó de que el CEO, Sam Altman, que estaba en el centro de la controversia, se había visto obligado a dimitir debido a una falta de comunicación con el consejo.
¡Decisión tomada!
Sin embargo, poco tiempo después quedó bastante claro que había otros muchos detalles en OpenAI al respecto. En realidad, todo giraba alrededor de las siguientes cuestiones: