al que los gascones dieron -en el siglo XI– al País Vasco Francés. Y todo el proyecto es un deliberado homenaje a la forma de vivir vasca. La fachada recuerda a Oteiza y (la primera parrilla cocochera que se hizo para Aitor Arregi de Elkano). Todo forma parte de una sala que no puede ser más acogedora, sencilla y minimalista. Por el día se inunda de luz natural y por la noche se ilumina con puntos estratégicos sobre cada una de las mesas. El corazón de todo, es la cocina. Y no solo ese espacio a la vista en el que se desenvuelven grandes nombres –como los ex Bagá David Gallego y Lorena Navarro–, sino también la propuesta creada para esta casa de comidas contemporánea. Nagore en sala y Rodrigo en cocina, han dado en el clavo a la hora de traducir con finura esos platos de la propia idiosincrasia vasca.
