Las primeras adeptas de la comunidad de La Familia Internacional, más conocida como Niños de Dios, liderada por el anciano David Berg (1919-1994), alias Moisés David, habían desembarcado con él en la capital del archipiélago canario hacia el año 1974. “Estaba muy enfermo del corazón–recuerda Moisés David–. Una noche, en mi casa de Londres, mientras dormía tuve una revelación divina. Me desperté y leí en mis ojos en letras rojas la palabra Tenerife. Fui al atlas y descubrí dónde estaba el lugar”. Visiones oníricas al margen, lo único cierto es que Moisés David tuvo que huir de la noche a la mañana de la capital londinense pues Scotland Yard había ordenado su busca y captura…
BUSCANDO EL PARAÍSO DEL SEXO
Recogiendo la divisa exaltada por el movimiento hippie californiano de finales de los años sesenta del pasado siglo XX, Niños de Dios había comenzado su labor proselitista propugnando el “amor libre” como el medio más eficaz para propagar su misión evangelizadora. En una caravana que atravesó los Estados Unidos hasta conducirles a la “tierra prometida”–que en este caso se encontraba en Texas–, sus miembros repartían los primeros pasquines, en los que difundían un doctrinario que ellos definían como de “cristianos revolucionarios”.
Aunque la seductora promesa de alcanzar el (1942-2011). A cambio, se rumorea que la secta colaboraría con su servicio de espionaje para chantajear a políticos y diplomáticos. En Suiza, donde la organización se había inscrito en el año 1973, la policía no tardaría en investigar sus sospechosas actividades. Igualmente ocurriría en Inglaterra y más tarde en España.