Javiera Pichara (32) es la segunda de cuatro hermanas y nunca dudó que terminaría trabajando en la empresa de su familia. “Siempre fue una conversación muy directa”, relata. “Mi papá me decía: ‘¿Para qué estás estudiando? Mejor ándate a la bodega o al negocio conmigo, vas a aprender mucho más de lo que te están enseñando hoy en la universidad’”.
Suena severo, pero Abraham Pichara hablaba con justificada autoridad. Tras la apertura del primer local en 1966,