Bethlehem, febrero de 2023. Más de un centenar de peregrinos se agolpan a las puertas de la Basílica de la Natividad, a la espera de que los guías les hagan una indicación para acceder al templo. Tras una mañana soleada, la tarde se ha vuelto plomiza y empiezan a caer las primeras gotas de lluvia. En la calle, la actividad es frenética. Los comercios acogen a clientes de múltiples nacionalidades (polacos, cameruneses, mexicanos…), muchos de ellos en busca de souvenirs que atestigüen su periplo por Tierra Santa. Entre los cristianos, los artículos más demandados son las cruces y los rosarios de madera de olivo, aunque también hay quienes se interesan por los iconos de estilo bizantino con la imagen de la Sagrada Familia o la popular Virgen de Belén.
Algunos de estos negocios funcionan a modo de cooperativa, por lo que es habitual ver trabajando a empleados de todas las edades, cuya familiaridad se deduce de sus gestos. Al otro lado de los escaparates, el tráfico es intenso, como en la mayoría de ciudades de Cisjordania, a lo que se suma una atmósfera de tensión tras el último episodio violento vivido en Jerusalén."Se levantará nación contra nación y reino contra reino" (Lc 21, 9-10).
LA PROFECÍA DE MIQUEAS
Ilusionados, un grupo de españoles ingresa por fin en el templo. "¿Por qué se le llama Jesús de Nazaret si nació en Belén?", pregunta una señora de mediana edad a Ossama Mattar, guía de nacionalidad israelí, raza árabe y religión cristiana, cuyos servicios son muy demandados por las agencias de viajes. Este responde señalando el libro que porta entre sus manos, un ejemplar de la Biblia editado en hebreo y español que suele utilizar durante los trayectos en autocar y las visitas a los Santos Lugares.
Seguidamente, en el interior de la iglesia, el antaño profesor de los Salesianos de Nazaret explicará a los peregrinos que las únicas referencias a Belén que aparecen en los Evangelios fueron escritas por y , y se hallan conectadas con la profecía de , personaje del Antiguo Testamento. Por tanto, el único modo de certificar que el Maestro de Galilea vio la luz en la antigua Belén Efratá –la mención más antigua de la ciudad, Bit-Lahmi, data del siglo XIV a.C. y está recogida en las Cartas de Tell al-Amarna– es haciendo caso a , apologeta cristiano que, a partir del año 155, recomendaba visitar la cueva donde la tradición señalaba que había nacido Jesús.