estas alturas que una banda como Iron Maiden, en literalmente menos de un año, vuelva a llenar un gran recinto como el Palau Sant Jordi de Barcelona ya no ha de sorprender a nadie. La banda y los promotores saben a lo que juegan. Si la cita del año pasado se planteaba como una única fecha a modo de grandes éxitos, y ello conllevaba que todo aquel que quisiera ver al grupo tuviera que moverse a la ciudad condal… además del fenómeno “yo estuve ahí”, en esta ocasión se trataba de una gira más “íntima” con la excusa de presentar como es debido y recuperar una de sus joyas más maltratadas . Eso unido a dos fechas más en el estado hace que se pueda celebrar en recintos más pequeños. El grupo sabe que su legado es enorme y ha jugado con ello para plantear giras que por una u otra razón han generado interés. ¿O no es así poder escuchar temas de su obra de
