Recorrer el Sur de Etiopía es una experiencia en todos los sentidos. El país, el segundo más extenso de toda África, es inmenso. Cuando las carreteras están asfaltadas las reglas de la cortesía exigen ceder el paso al ganado. Los viajes son largos y lentos, muy lentos; y eso da la oportunidad de contemplar muchos detalles a través de las ventanillas del coche.
Es julio y en muchas zonas del país es temporada de lluvias. La información que habíamos manejado para preparar el viaje exigía llevar chubasquero, pero en esta ocasión quedaron relegados al fondo de la mochila. En los largos trayectos sorprendía que la mayoría de los cauces de los ríos estuvieran secos, que el ganado que se atraviesa en la carreterapara llenar las garrafas amarillas en las que portan el agua para beber ese día. Etiopía está plagado de esos recipientes de plástico amarillo.