En pleno fervor por las adaptaciones de Shakespeare que realizaba Kenneth Branagh a principios de la década de los años noventa, Pilar Miró se fijó en una de las obras más emblemáticas de Lope de Vega (nuestro bardo del Siglo de Oro) para dirigir la que acaso sea su película más redonda. De hecho, El perro del hortelano se dio la mano con el monumental Hamlet de Branagh en los cines españoles, y ambas fueron un éxito notable de crítica y público. La película de Miró barrió felizmente de un plumazo varios temores y complejos atávicos enraizados en nuestro cine. Dos, en concreto: la tendencia al folclorismo, que lastraba casi cualquier adaptación de una pieza escénica; y la dificultad de ofrecer al público una Película, con mayúsculas, no una cinta de teatro filmado.
En plena madurez creativa y con un dominio total de las posibilidades expresivas del medio, la directora de Beltenebros (1991) dirigió y escribió (a partir de una versión de Rafael Pérez Sierra) lo que todavía hoy es un ejemplo, por su maestría, de cómo puede y debe adaptarse una obra de nuestro mejor teatro, aun con ciertas estrecheces económicas. Nada o muy poco falla en esta película de singular belleza, fotografía transparente, ritmo preciso e inmejorable dirección de intérpretes. La producción contó en su apartado artístico con algunos de los mejores profesionales de entonces. Conviene destacar la labor de Javier Aguirresarobe (dirección de fotografía), José Nieto (banda sonora), Pedro Moreno (diseño de vestuario) y Félix Murcia (diseño de producción).
Pilar Miró supo aprovechar el magnífico trabajo de todos ellos para darle en pantalla a los versos de Lope la ligera trascendencia que destilan sobre las tablas; y para hablar con humor, finura y delicadeza sobre los temas esenciales de esta obra: los vericuetos del amor, los conflictos de clase, el choque entre deseo y honor, y el triunfo perenne de lo femenino. El ingenio de cualquier gran dramaturgo está ahí, sobre el papel, pero en su traslación al cine se necesita –y la tiene– la muleta de un significativo aparato visual para