LLEGAN UN NUDISTA, UN SATANISTA Y UN TRAFICANTE… No, no es un chiste absurdo. Así fue como comenzó la carrera de quien posiblemente es el actor de carácter más famoso de nuestra época. Esto es algo de lo que Willem Dafoe cuenta cuando nos sentamos a platicar con él para nuestra entrevista. Y curiosamente, por causa de un poco de pornografía, lo expulsaron de la escuela secundaria. Luego siguieron el teatro experimental, más de 200 películas como La última tentación de Cristo o Al filo de la eternidad, y varias nominaciones al Oscar. Actualmente vive cerca de Roma, donde cultiva su propia tierra, tiene un montón de animales y se conecta con la naturaleza diariamente, según sus propias palabras.
En principio, no íbamos a hablar de su nueva película, Poor Things, una comedia de ciencia ficción (y bastante surrealista) del director griego Yorgos Lanthimos. Pero a pesar de haber excedido el presupuesto, Hollywood finalmente hizo una gran apuesta por este filme y parece ser que ahora todos los actores tratan de evitar hablar de sus proyectos cinematográficos pasados, presentes o futuros. Y está bien, solo resulta que, con Willem Dafoe, las mejores conversaciones siempre son acerca de Willem Dafoe.
ESQUIRE: Vamos a comenzar con la pregunta más subestimada en la actualidad: ¿Cómo te encuentras?
WILLEM DAFOE: Creo que estoy bien. Siempre trato de estar bien. A veces no es tan fácil, pero –como dicen los optimistas– lo importante es mantenerse fuerte, así puedes enfrentar cualquier desafío que se te presente.
ESQ: Sabemos que los miembros del sindicato de actores de televisión y radio de Estados Unidos hoy en día prácticamente no pueden hablar de películas. ¿Tienes alguna idea de qué más podríamos hablar?
WD:¿Sabes qué? Dejaré eso en tus manos. Hoy tú eres quien lleva las riendas, yo solo estoy aquí para acompañarte.
ESQ: Perfecto. Así que creciste con siete hermanos y ahora, que tienes un hijo de un año, realmente no puedes imaginar cómo funcionaría un hogar con ocho niños…
Era una época completamente distinta. Sin duda, no éramos la típica familia nuclear que en aquel entonces seguía el modelo tradicional estadounidense de padre, madre, hijo e hija. Además, mis padres trabajaban todo el tiempo. Mi padre era médico y mi madre enfermera. Cuando nací, siendo el sexto de ocho hijos, evidentemente reinaba el caos. Fui criado en gran medida por mis hermanos