El estudio del átomo está ineludiblemente ligado al nacimiento de la teoría cuántica de la materia. Dalton imaginó unos átomos indivisibles, como pequeñas bolitas independientes. Thomson dio un paso más, dotando al átomo de divisivilidad con el descubrimiento del electrón. Perrin le dio una vuelta de tuerca al modelo de pastel de pasas de Thomson y Rutherford dio en la tecla del descubrimiento del núcleo. A partir de aquí el panorama estaba listo para emplear los términos usados en la recién nacida cuántica para el estudio del átomo.
Rutherford imaginó un átomo en el que los protones y neutrones ocupaban una porción muy reducida llamada núcleo. Muy lejos de este núcleo se encontraban los electrones. Una visión simplificada que resolvía bastantes problemas, pero dejaba nuevas incógnitas. La más significativa: ¿cómo es que los electrones, de carga negativa, no colapsan y acaban cayendo al núcleo, de carga positiva? Aquí aparece la mente innovadora de Neils Bohr para constituir el primer modelo atómico que incluía conceptos cuánticos. En realidad el modelo de Bohr, de 1913, fue un modelo de transición entre los modelos clásicos y los modelos cuánticos, andaba a caballo con visiones compartidas de